sábado, 10 de diciembre de 2011

El crecimiento económico en la Tradición Realista.
















Distintos autores realistas han trabajado la temática del crecimiento económico y sus implicancias para el estudio de las Relaciones Internacionales. A continuación, se rescatan las tres principales características que los realistas destacan en relación al crecimiento económico. En primer lugar, la relación entre crecimiento económico y poderío nacional; en segundo lugar, el diferencial de las tasas de crecimiento económico de los Estados como el mayor factor de desestabilización del sistema internacional y, en tercer lugar, el crecimiento económico como factor motivador de la competencia y conflictividad.

En cuanto la primera característica, podemos encontrar a Paul Kennedy, quien vincula estrechamente la relación crecimiento económico y poder advirtiendo que existe una relación causal entre los cambios en la esfera económica-productiva y la posición ocupada por el Estado en el sistema internacional. En ese sentido agrega: “(…) Los cambios económicos anunciaban el ascenso de nuevas Grandes Potencias que algún día tendrían una influencia decisiva en el orden militar-territorial” y “(…) el registro histórico sugiere que a largo plazo hay una conexión muy evidente entre el ascenso y caída económicos de una Gran Potencia y su crecimiento o declive como poder militar importante (…)” (Kennedy, (1994) 1987: 20). Finalmente - y tal vez la lección más importante para los estudios sobre las Relaciones Internacionales - concluye: “(…) en una guerra prolongada la victoria ha correspondido a la parte con una base productiva más floreciente (…)” (Kennedy, (1994) 1987: 23). Y esto lo podemos verificar tanto en la 1° como en la 2° Guerra Mundial, así como también en la Guerra Fría. Partiendo desde otra propuesta metodológica, Jonathan Kirshner, arriba a iguales conclusiones. Haciendo una fusión de los legados del liberalismo de Adam Smith, del neomercantilismo de Alexander Hamilton y Frederich List y de la Tradición Realista; Kirshner teoriza sobre cómo estás distintas filosofías convergieron entorno a los conceptos de poder y riqueza. Produciendo así una síntesis Realista/Liberal que anuncia que el crecimiento económico y la capacidad productiva son la base subyacente del poder. Complementariamente, en línea con otros autores realistas, agrega que los objetivos políticos y económicos son complementarios en el largo plazo. Esta síntesis amplia los elementos, además del poder militar, que un Estado debe tener en cuenta para sobrevivir en el largo plazo; incluyendo en esta lista la capacidad industrial, el acceso a los recursos naturales, unas finanzas adecuadas y, tal vez más importante, el crecimiento económico como importante factor de sustentabilidad de la seguridad nacional (Jonathan Kirshner, 1999:71). Como ejemplo, cita el apoyo de Adam Smith a la Ley de Navegación y los subsidios vinculados a las industrias de la defensa. Sin embargo, puede darse una transmisión imperfecta, en el sentido que un Estado puede hallarse experimentando un sostenido crecimiento económico y no obstante decide mantener bajos sus gastos en defensa.

Para el Realismo, el crecimiento económico es paralelo al crecimiento del poder. Aunque no siempre se traslade en paralelo o de forma automática, existe una correlación entre ambos que se materializa en el mediano o largo plazo. Al mismo tiempo, a como el Estado A crezca más rápido que el Estado B; entonces el Estado A incrementará su poderío frente al Estado B. En términos más simples, la diferencia entre lo que gana el Estado A por sobre B, es también lo que pierde el Estado B. Aún en el contexto de economías interdependientes, donde todas crecen o entran en recesión en simultáneo, existe el diferencial de crecimiento económico. Y la acumulación del mismo en el largo plazo, genera Estados con mayor poderío que otros. Esto es lo que se denomina el diferencial en las tasas de crecimiento económico; concepto central en los análisis de Robert Gilpin, Paul Kennedy y Christopher Layne (Gilpin, 1981; Kennedy, (1994) 1987; Layne, 1993).

Para Gilpin, el diferencial en las tasas de crecimiento económico y su consecuente diferencial ritmo en los cambios de poder relativo son el factor más desestabilizante en el sistema internacional debido a que el mismo genera la mayor redistribución del poder (Gilpin, 1981: 13). Complementariamente, agrega que a como el poder de un Estado crece, se verá tentado de tratar de incrementar su control sobre su ambiente exterior, de forma tal de poder asegurar mejor sus intereses económicos o políticos. Con este objetivo en mente, las elites del Estado, tratarán de cambiar las reglas del sistema internacional en función de sus intereses. De este modo, en Gilpin podemos ver como la expansión como proceso y ubicada en la dimensión doméstica incentiva a la expansión como política, localizada en la dimensión exterior. No obstante, la tentación expansionista será contrarrestada por el hecho que el ejercicio del poder tiene costos para la sociedad (Gilpin, 1981:94 y 95) que se materializan en impuestos, endeudamiento, conscripción, vidas humanas y otros sacrificios.


Para Randall Schweller, el crecimiento económico acelera la competencia interestatal y produce así mayores posibilidades de conflicto. Para justificar esta afirmación, Schweller, recurre a la figura de la competencia por los bienes pocisionales, tales como el status, orgullo, liderazgo, influencia política, mercados, etc. Los cuales, no son accesibles a todos, ni al mismo tiempo; por lo tanto, son escasos y se encuentran limitados en su oferta. Entonces, el crecimiento económico y la prosperidad - al hacer a más Estados con más capacidades - lejos de aminorar la competencia, la exacerban. Lo que conduce a Schweller a afirmar una paradoja: el crecimiento económico crea escasez. A modo de conclusión, la competencia por los bienes posicionales escasos (que se incrementará a medida que cada vez más Estados desarrollen más capacidades) combinado con el diferencial en las tasas de crecimiento económico (donde las Potencias Emergentes sobrepasan holgadamente a las Potencias del G-7) generará que inclusive aquellos Estados conformes con el status quo y su lugar en el mismo, tiendan a preocuparse por las ganancias relativas de aquellos Estados no tan conformes, simplemente, por que teman perder su poder relativo vis-à-vis los recién llegados (newcomers) (Schweller, 1999).

En conclusión, la Tradición Realista extrae tres lecciones del crecimiento económico. En primer lugar, rescata la relación crecimiento económico y poderío nacional, aunque admitiendo que no es una relación directa ni automática, pero que sin embargo se correlaciona en el largo plazo. En segundo lugar, el diferencial en las tasas de crecimiento económico de los Estados y su consecuente diferencial ritmo en los cambios de poder relativo, son el factor más desestabilizante en el sistema internacional. En tercer lugar, el crecimiento económico acelera la competencia interestatal por los bienes pocisionales.