sábado, 20 de septiembre de 2008

El triunfo de los oil pessimists

La teoría de Hubbert.

Hacia los años 50 del siglo pasado, el científico estadounidense Marion King Hubbert demostró que la evolución que experimenta cualquier pozo petrolífero sigue la forma de la curva de una campana. En un principio, la producción de un pozo aumenta constantemente, ofrece un crudo de calidad y su extracción es económica, en términos de esfuerzos. La producción sigue aumentando hasta llegar a un cenit o peak oil, es decir, alcanza su techo productivo y luego desciende inevitablemente. No solo se extrae menos crudo sino que este es de menor calidad, contiene más impurezas y cuesta más extraerlos ya que se deben proceder métodos como la inyección de agua. En síntesis, una vez que la producción llega a su cenit, su extracción es más costosa y ofrece un crudo de menor calidad.

En 1956 Hubbert lleva su cálculo de un pozo a la totalidad de los yacimientos que se encontraban en los EE UU. A pesar de la enormidad de yacimientos que existían en los EE UU, el cálculo es básicamente el mismo. Para sorpresa de muchos Hubbert acertó. Pudo predecir con que el peak oil en los EE UU se produciría en 1972 y así sucedió, habiéndose equivocado por tan solo 30 días. Más tarde y siempre en función de sus cálculos matemáticos advirtió que el peak oil global llegaría hacia finales del siglo XX o principios del actual. Este dato aún no pudo ser corroborado, en gran medida, porque aún no esta disponible toda la información necesaria[1].

Las escuelas de pensamiento petrolero.


Al no poder contrastar fielmente el pronóstico de Hubbert se ha dado un polémico debate entre los que consideran que el peak oil ya llegó o esta próximo a llegar denominados oil pessimists y aquellos que consideran que la producción petrolera está aún lejos de llegar a su pico, éstos últimos, denominados oil optimists.
Los primeros se hallan vinculados con universidades, centros de estudios sobre energía, organizaciones no gubernamentales y en menor medida con consultarías privadas. A menudo son científicos o académicos. Entre los principales organizaciones podemos mencionar a Association of Studies of Peak Oil and Gas (ASPO) fundada por el ex geólogo y experto en temas de energía de Royal Ducht Shell, Colin Cambell. La fundación declara ser independiente de los gobiernos así como también de las empresas. Tiene como objetivos difundir y concientizar a la comunidad internacional sobre el devenir del petróleo y sus consecuencias[2]. La EnergyWatch Group establecida por el parlamentario alemán Hans-Josef Fell y constituida tanto por científicos como por legisladores europeos. También se declara a salvo de la influencia de gobiernos y empresas y su financiación proviene de la Fundación Ludwig-Bölkow. Además de difundir la realidad energetica, la organización, patrocina estudios cientificos tendientes a promover el uso sustentable de la energia[3].

En cambio, sus contrapartes se hallan vinculadas a agencias y organismos dependientes de los países importadores de petróleo como la Agencia Internacional de Energía o el Energy Information Administration de los EE UU. También relativizan la teoría del peak oil los principales Estados exportadores de crudo. Sus dirigentes consideran que si la opinión pública de los países avanzados conociera la crítica situación de los hidrocarburos se presionaría a los gobiernos para acelerar el desarrollo de energías alternativas. También evalúan que admitir el peak oil implicaría reconocer un horizonte, por más no sea en el largo plazo, de que la sustentabilidad económica y política de sus regímenes estará en riesgo.

Como es de esperarse estás diferencias se reflejan en la interpretación que le dan a la realidad. Por ejemplo, frente a la fuerte alza de precios experimentada durante el periodo 2006/07 una de las explicaciones más frecuente que los oil optimists ofrecieron era la incidencia del factor financiero. Según ellos, el alza de los precios no se correspondía tanto al juego de la oferta y la demanda sino a que distintos Inversores Institucionales, tales como Fondos de Jubilación y Retiro, Fondos de Inversión, etc. han dejado de colocar su dinero en acciones de compañías por temor a una profundización de la recesión en los EE UU y han “refugiado” sus capitales en acciones y empresas del sector petrolero. De esta forma se crearía una burbuja financiera que distorsiona los valores reales. En cambio, los oil pesimists sin negar la incidencia que los flujos financieros puedan tener afirman que no hay evidencias suficientes como para responsabilizar a los Inversores Institucionales de la suba del precio del crudo. Advierten que si la especulación financiera efectivamente hubiese incrementado el precio deberían haberse observado efectos en la economía real. “La única forma en que la especulación puede tener un efecto constante sobre los precios del petróleo es si conduce a un acopio. Pero no es lo que sucedió esta vez. Durante todo el tiempo de la supuesta burbuja, los inventarios se mantuvieron en niveles más o menos normales[4].”

Otro tema que genera polémica es que crudos deben incluirse en las reservas. Lógicamente, la inclusión o no de ciertos tipos de crudos incide en la proximidad o lejanía del peak oil. Los oil optimists a menudo incluyen a los denominados crudos no convencionales. Estos se agrupan, básicamente, en tres reservas. Las arenas bituminosas de Canadá, los esquistos petrolíferos en los EE UU y el crudo ultra pesado de Venezuela. Como características comunes podemos mencionar que se encuentran en forma no liquida, las arenas bituminosas son una suerte de arena mezclada con petróleo, el crudo extra pesado es similar al fango de un pantano y los esquistos son prácticamente piedras. Por lo tanto su extracción se asemeja más a la explotación de una mina que de un yacimiento petrolífero y, consecuentemente, requieren mayor energía para ser extraídos. Mientras que las arenas y el crudo extra pesado, en mayor medida el primero que el segundo, se hallan en explotación; los esquistos no corren con esa suerte. Aún no se ha logrado descubrir una explotación comercial viable y sustentable con el medio ambiente. Estas reservas cuentan con dos grandes atractivos. En primer lugar: se hallan en el Hemisferio Occidental y, exceptuando a Venezuela, se hallan en países abiertos a las inversiones de las grandes empresas petroleras. En segundo lugar: su tamaño; estas reservas constituyen una suma equivalente a las reservas de Oriente Medio[5].
Como es de esperarse los oil pesimists rechazan la posibilidad de que los crudos no convencionales puedan ser catalogados como reservas, a pesar de que estén siendo explotados. El principal motivo por el cual rechazan la admisión de los crudos no convencionales radica en que los mismos no se corresponden con las características del convencional. Al ser más pesados, contar con más impurezas y ser más difíciles de extraer; su EROEI (energy recovery on energy investment) se vuelve sustancialmente menos eficiente como fuente de energía. Otra desventaja es que al ser más impuros, su explotación y refino tendrían un mayor impacto en el medio ambiente[6].

El ascenso de los oil pessimists.


En el período comprendido entre el 2005 y el 2008 el debate comenzó a ser ganado por los oil pesimists. En el año 2005 se publicaron dos informes fundamentales que comenzaron a inclinar la balanza a favor de los pesimistas.

En febrero el Departamento de Energía de los EE UU publicó“Peaking of oil world production: Impact, mitigation and risk managment.”Más conocido como el informe Hirsch, llamado así en función de quien dirigió la investigación. Si bien no fue producido por ninguna agencia del gobierno federal, sino por una empresa, el mismo se destaca por la crudeza con la cual describe la situación del petróleo. El informe advierte 3 posibles escenarios y sus consecuencias. En el escenario más optimista, es aquel en el cual se toman reparos con 20 años de anticipación. Aquí la transición será ordenada y se evitará la escasez de combustibles líquidos. Un pronóstico menos optimista presenta para el segundo y tercer escenario. En el segundo, la política de mitigación comienza 10 años antes del peak oil, sin embargo, se prevé una escasez de 10 años, precios altos y volatilidad en el mercado de la energía. En el último escenario, la política mitigación se da en paralelo con la llegada del peak oil. Aquí el informe anuncia que se producirá una gran escasez de combustibles líquidos que perdurará por 20 años y que muy probablemente se producirá una gran conmoción económica[7].
El informe concluye que una mitigación substancial del impacto del peak oil solo será posible por 2 caminos: aumento de las energías alternativas y reducción de la demanda de petróleo.
Si bien, el informe tuvo escasa difusión en la prensa, no genero ningún debate en la sociedad y su repercusión política fue nula lo cierto es que con su publicación en el Departamento de Energía los oil pesimists hicieron pie en una de las plazas fuertes de los oil optimists.

Otra fortaleza de los oil optimists asediada por los oil pesimists fue la Agencia Internacional de Energía. También en el 2005, la Agencia publicó el informe “Resources to Reserves: Oil & Gas Technologies for the Energy Markets of the Future” él mismo se rompe con un tabú: no hablar sobre el peak oil. También confirma que la mayoría de los países fuera de la OPEP han pasado ya por su cenit petrolero y por lo tanto su producción declina. Menciona también que sus yacimientos son maduros y sus costos de producción son mayores que los de la OPEP. Sin embargo, son vitales para diversificar las fuentes[8].
El informe presenta, explícitamente, una sección denominada peak oil donde, para asombro de los oil pesimists, desarrollan fielmente la teoría de Hubbert reconociéndole un gran acierto al pronosticar con éxito el cenit petrolero de los EE UU. Sin embargo, relativizan que la teoría de Hubbert pueda ofrecer un pronóstico acertado en la actualidad[9]. El principal argumento que esgrime la AIE es que las nuevas tecnologías, como las plataformas que llegan a los 4 000 metros de profundidad, y un incremento en las inversiones, que teniendo en cuenta los actuales precios del crudo son muy factibles, pueden retardar considerablemente el peak oil. De esta forma, olvidan que la teoría de Hubbert se fundamenta en la geología y transforman un problema geológico en un problema entre demanda y oferta. Así la escasez puede ser vista tanto como un problema como un incentivo a la inversión.

Collin Cambel presidente honorario de ASPO admitió que el informe es “…una absoluta confesión del peak oil…[10]” Aunque advirtió que la intención del informe no es advertir a la comunidad internacional sobre la gravedad del asunto sino relativizarla. La crítica más fuerte de Cambel apunta a la tecnología. El geólogo advierte que “(…) Según la AIE, los avances tecnológicos que ya se han realizado más los que están por venir harán crecer las reservas actuales. En otras palabras, se incrementará el petróleo recuperable. Esto lo dicen señalando las experiencias anteriores en otros campos donde las reservas han ido creciendo con el paso del tiempo (…) Ellos dicen que esto fue gracias a la tecnología, pero Campbell no está de acuerdo con esta conclusión. "El crecimiento de las reservas que se dio en el pasado se debió a que en aquellos campos se reportaron a la baja” Es decir, las petroleras anunciaban menores reservas de las que, en realidad, luego se supo que tenían. “(…) las compañías petroleras internacionales, que cotizan en las bolsas mundiales, deben comunicar sus descubrimientos con mucho cuidado[11]”. En síntesis, el aumento de las reservas no se da por mejoras en las tecnologías de la extracción sino por un simple ajuste contable.

En el 2008 el Wall Street Journal (WSJ) informo que en vista de la falta de credibilidad que ofrecen los datos que arrojan los grandes exportadores, la AIE se enfocara en estudiar la situación de los 400 campos petrolíferos más grandes del globo. Según, Nobou Tanaka, jefe de la Agencia, el plan tiene por objetivo lograr una aproximación más realista a la potencial oferta de crudo. También se concentraran en el estudio de la demanda de los países en desarrollo, los cuales, para el 2015 explicaran el 90% del incremento de la demanda. Este nuevo enfoque abandona el tradicional foco en la demanda de los países de la OCDE y pone énfasis en la situación de los países en desarrollo[12]. A este nuevo giro habría que sumarle las declaraciones del Economista en Jefe de la AEI, Faith Birol, quien advirtió que la producción en los grandes yacimientos sigue decayendo dejando al mundo con una gran escasez de crudo[13]. En junio de 2008, la AIE admitió que el alza de los precios de los últimos dos años no se explica por el factor financiero y según Keith Johnson, periodista del WSJ especialista en temas de energía, todo parece indicar que la Agencia esta comenzando a admitir la teoría de Hubbert como explicación del sostenido aumento de precios[14].

Cerrando el debate sobre el peak oil considero valioso concluir que, aún dejando de lado el reconocimiento de la AIE y el Departamento de Energía de los EE UU, existe evidencia suficiente para afirmar que los oil pessimists están ganando la pulseada.

La escalada de precios de los últimos años, ante la imposibilidad de demostrar que se debe al factor financiero, no parece haber otra explicación que no sea un desajuste entre la oferta y la demanda, más precisamente, una insuficiencia de la demanda que se traduce en el aumento de los precios.

La cada vez mayor incorporación de áreas inhóspitas a la exploración y producción de crudo como las aguas profundas, Siberia Oriental y el Ártico demuestra que el crudo fácil se está agotando. Según la consultora Cambridge Energy en el año 2000 se extraía de aguas profundas, es decir, a más de 750 metros, 2 millones de barriles diarios, para el 2015 se espera que se produzca cerca de 10 millones. Las principales áreas de explotación off-shore son el Golfo de México, Brasil, Nigeria, Angola, Australia, Malasia e Indonesia[15]. En referencia al Ártico el año 2007 fue clave. Por un lado la empresa noruega Statoil comenzó a comercializar gas natural en yacimientos off-shore a 550 kilómetros al Norte del Circulo Polar Ártico. Este fue el primer proyecto comercial que logro con éxito extraer hidrocarburos del polo norte[16]. Ese mismo año, Rusia coloco una bandera en el lecho marino del Polo Norte, proclamando su soberanía y reclamando que las riquezas que se hallan allí le pertenecen.

Otra evidencia es la vuelta de la energía nuclear. Desde el 2004, comenzaron bastos programas de activación de nuevas plantas en todo el globo, incluidos países sin ninguna experiencia en el rubro, como Turquía y Egipto. Actualmente se están construyendo 28 reactores y hay otros 52 proyectados[17]. Dentro de está tendencia, se destaca China que planea construir unas 32 centrales antes del 2020 en el marco de un ambicioso proyecto nuclear[18].

El fuerte impulso que están adquiriendo los biocombustibles en base a etanol como potenciales combustibles líquidos sustitutos. En el año 2000 la producción global de etanol llegaba a un cifra cercana a los 20 000 millones de litros, para el año 2005 la producción se elevo a 40 000 millones y se estima que para el 2010 la producción se duplique nuevamente[19]. Muy probablemente, los altos precios experimentados durante el período 2005/08 aceleren, aún más, el crecimiento del etanol y otros biocombustibles.

La vuelta de los nacionalismos energéticos en los países exportadores. El ascenso del precio del crudo impulsa a muchos gobiernos a intervenir y redefinir las ganancias del sector en favor de ellos[20]. Esta nueva ola de nacionalismo busca redefinir los términos de los contratos pactados cuando el precio del crudo era sustancialmente menor. En muchos países se procedió a nacionalizar empresas y en algunos casos se expulso o margino a las multinacionales.

El regreso de la geopolítica de los recursos, principalmente en Medio Oriente y Asia Central, pone de manifiesto la solidificación de la ligazón entre el acceso y control del recurso vis-a-vis los intereses de seguridad. Defino por geopolítica de los recursos a los acuerdos formales e informales que comprometen a las potencias en los asuntos de los países exportadores. Como es el caso de la Organización de Cooperación de Shangai o el acuerdo informal entre Washington y la familia Saudita. También podemos entender este concepto por el lado de la oferta, es decir, como los Estados utilizan políticamente sus recursos naturales. Rusia y su política de chantaje -mediante la amenaza de cortar el suministro de gas en pleno invierno- es un ejemplo paradigmático.

El fenómeno desborda sobradamente la agenda energética. Tiene y tendrá considerable impacto en el diseño de la política exterior, de seguridad y en particular en la estrategia de seguridad energética de las potencias. Y sin lugar a dudas, reforzara los argumentos de aquellos que afirman que las Guerras por los Recursos es una tendencia innegable.



[1] La información sobre el Peak Oil, fue extraída de “El mundo ante el Cenit Petrolero” de Fernando Bullón Miró de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos, basada en ASPO España. Y “Energy trends and their implications for the U.S. Army installations” de Donald Fournier y Eileen Westervelt del Construction Engineering Research Laboratory, septiembre de 2005.
[2] http://www.peakoil.net/
[3] http://www.energywatchgroup.org/
[4] Paul Krugman “Dejemos de hablar de una burbuja petrolera.” Diario Clarín, 13 de mayo 2008. Y Juan M. Ruiz “¿Es realmente responsable la especulación financiera del incremento reciente del precio del petróleo?” Real Instituto Elcano, 4 de Agosto de 2008. http://www.realinstitutoelcano.org/

[5] Donald Fournier y Eileen Westervelt “Energy trends and their implications for the U.S. Army installations” del Construction Engineering Research Laboratory, septiembre 2005.
[6] Donald Fournier y Eileen Westervelt “Energy trends and their implications for the U.S. Army installations” del Construction Engineering Research Laboratory, septiembre 2005.
[7] www.netl.doe.gov/publications/others/pdf/Oil_Peaking_NETL.pdf Ante la pregunta en que escenario nos encontramos la respuesta varia según a quien le preguntemos. Pero, exceptuando a los saudíes, todos los demás analistas coinciden en que nos encontraríamos entre el segundo y tercer escenario, más cerca del tercero que del segundo.

[8] http://www.iea.org/
[9] http://www.resourceinvestor.com/
[10] Ídem.
[11] Ídem.
[12] Este nuevo enfoque se asemeja más al que emplea la Energy Watch Group quienes privilegian datos de patrones de descubrimiento y producción por sobre los datos de las reservas. Rudy Eres “La producción de petróleo pasó por su cenit en el 2006.” http://www.gasolina.com/
[13] Keith Johnson “Peak Oil in Paris: International Energy Agency Now Skittish Too” http://blogs.wsj.com/ , 22 de mayo 2008

[14] Keith Johnson “Peak oil: IEA inches toward the pessimists’ camp.”http://blogs.wsj.com , 1 de julio 2008.
[15] Russell Gold “Cada vez más petroleras se lanzan a la nueva salvación: la exploración en aguas profundas.” Diario La Nación, Wall Street Journal, 19 de septiembre 2006.
[16] Jad Mouawad “Buscan el gas del Ártico para caldear al Norte.” Diario Clarín, The New York Times, 20 de octubre de 2007.
[17] Oscar Martínez “Energía atómica: regresó de un indeseable.” Diario Clarín, 2007.
[18] Ariana Eunjung Cha “Gigantesco plan energético chino: construirán 332 plantas nucleares.” Diario Clarín, The Washington Post, 31 de mayo de 2007.

[19] “El mercado emergente de biocombustibles: consecuencias normativas, comerciales y de desarrollo.”UNCTAD, Génova, junio de 2007.
[20] “Energía y nacionalismo.” Diario La Nación, The Economist, 10 de marzo 2007.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El fracaso del Régimen de No Proliferación.

La proliferación nuclear tiene un futuro prospero. Dos hechos de distinta naturaleza favorecen el auge de la energía nuclear. En primer lugar el sostenido aumento del precio del barril de crudo. A un precio de u$s 130 el barril todas las demás formas de energía se vuelven rentables, incluido la energía nuclear. En segundo lugar una vez que se da el desarrollo nuclear, ya sea con fines civiles o militares, este entra en el cálculo estratégico de las agencias de seguridad de los Estados. Deja de ser un tema de política energética y se transforma en un tema de política de seguridad. Frente al desarrollo nuclear del país “A” la respuesta más habitual en “B” es desarrollar su propio programa nuclear. Por lo tanto el desarrollo nuclear se vuelve un tema de seguridad por más que aquellos que lo desarrollen afirmen que su programa nuclear solo tiene usos civiles. Esta percepción se refuerza por el hecho de que es técnicamente muy difícil diferenciar el uso militar del uso civil. Si bien la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) puede verificar los procedimientos, también es cierto que los Estados pueden ocultar información, instalaciones o eludir los controles.

La proliferación nuclear en la Posguerra Fría

El caso de la India.

El desarrollo nuclear hindú se remonta hacia los años 60, en gran medida como producto de sus preocupaciones geopolíticas. Primero se dio la Guerra y derrota con China en el Himalaya en 1962 y luego llegarían las Guerras contra Pakistán por el control de la provincia de Cachemira. Para 1964 China ingresaría al club nuclear y desde entonces asistiría a Islamabad en materia militar y nuclear. Frente a este peligroso escenario la diplomacia de Nueva Delhi busco ayuda en los foros internacionales. Pero no logro ninguna respuesta satisfactoria. En palabras de Jaswant Singh ex asesor del primer ministro Vajpayee “Los primeros 50 años de la independencia de la India revelan que la política nuclear moralista del país y su autorestricción no han pagado dividendos mesurables....[1]
De este modo, Nueva Delhi comprendió que dadas las pocas garantías de seguridad que se le ofrecían, ya sean las superpotencias o la ONU, solo le restaba desarrollar su propio arsenal nuclear redescubriendo aquella máxima del realismo que afirma que en un mundo anárquico la única garantía de supervivencia es el sistema de autoayuda. Según Singh, tras la caída de la URSS (aliado de India) el escenario de Europa cambio lo que justifico su optimismo y el impulso a negociaciones para limitar el armamento nuclear, sin embargo, nada de eso sucedió en Asia del Sur. Tanto Pakistán como China representan la misma amenaza para India que la que representaban en tiempos de la Guerra Fría. Para Singh, el TNP, los acuerdos que limiten las pruebas nucleares y las sanciones que imposibiliten desarrollar mísiles solo generarían un apartheid nuclear en contra de la India.
Es así como podemos entender que el desarrollo del programa nuclear hindú es tanto una política de seguridad, “la India es único Estado rodeado por dos Estados nucleares[2]”, como una demostración de soberanía, al desafiar el status quo nuclear. Las detonaciones subterráneas de 1998 le conllevaron la condena internacional. Y la ONU impartió sanciones tanto para India como para Pakistán.
Sin embargo, el nuevo escenario pos 11-S se presento como una oportunidad que Nueva Delhi supo capitalizar. Luego de años de luchar contra el terrorismo islámico en Cachemira, India vio con buenos ojos como los estadounidenses se veían involucrados en la guerra global contra el terror. En poco tiempo los EE UU cayeron en la cuenta de que una alianza con India seria necesaria. En el corto plazo, un “espaldarazo” a Nueva Delhi incrementaría la presión sobre Islamalab para que finalmente actué contra las fuerzas talibanes que actúan en la por demás porosa frontera con Afganistán. En el largo plazo, una alianza con India podría actuar como una cortina a la proyección de influencia de Beijing hacia Medio Oriente. Dentro de este marco se puede explicar el reciente acuerdo nuclear entre EE UU y la India. Luego de 32 años, Washington levanto las sanciones que pesaban sobre India a causa de no haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). El Congreso estadounidense sanciono una ley específica que le permite a las empresas americanas vender material nuclear a un no miembro del TNP[3].
También en el mismo sentido puede explicarse los ensayos de mísiles de larga distancia como el Agni III. Este misil tierra-tierra puede transportar cabezas convencionales o nucleares, fue desarrollado íntegramente en la India y puede alcanzar objetivos a 3500 km. Permitiéndole alcanzar, por primera vez, ciudades como Shangai o Beijing[4].

Desde la perspectiva de los EE UU, la alianza con India, se justifico afirmando que Nueva Delhi es una potencia nuclear responsable. Sin embargo, se pone en evidencia que la no proliferación es subalterna a otros objetivos de política exterior. En este caso, la no proliferación resulto ser menos importante que la obtención de una alianza estratégica con una potencia en ascenso que tiene intereses comunes con los EE UU: estabilizar Asia Central, evitar el surgimiento de una republica islámica en Pakistán y en el largo plazo, contrabalancear a China.

El caso de Irán.

El desarrollo nuclear iraní es una grave amenaza a la proyección de poder de los EE UU en el Golfo Pérsico. Como lo mencionan muchos analistas militares, de contar con la bomba, Irán podría chantajear a los Estados del Golfo, disuadir a posibles aliados de los EE UU de participar en un coalition of the will en su contra, así como también hacerle perder a Israel “su ultimo recurso”. También Irán se encuentra desarrollando la otra cara de la moneda, es decir, un eficiente delivery system. Actualmente, su programa de mísiles balísticos es el más grande de Medio Oriente, cuentan con cientos de mísiles de corto alcance (150-500 Km.)lo que le permite cubrir casi todo Irak y muchos puntos vitales del Golfo Pérsico. Es muy probable que ya cuente con mísiles balísticos de alcance medio (alrededor de 1000 Km.) que le permitirán alcanzar a Israel, Arabia Saudita, Turquía y otros objetivos.
Pero para los EE UU la peor consecuencia de la nuclearización de Irán seria la carrera nuclear que se desataría en Medio Oriente. Una bomba chiíta seria necesariamente acompañada por una bomba sunita.
Anticipando la inminencia de un Irán nuclear, Egipto ya se anoto en la carrera nuclear. El presidente Mubarak anuncio la construcción de varias plantas nucleares. También afirmo que su país trabajaría con la AIEA sometiéndose a los controles que disponga. El Departamento de Estado afirmó que de someterse al TNP y a AIEA el programa nuclear egipcio no representa ninguna amenaza. Sin embargo, Mubarak advirtió que la seguridad energética es una parte integral del sistema de seguridad nacional de Egipto[5]. Esta advertencia puede dar lugar a que la nuclearizacíon de Egipto pueda seguir los pasos de la India. El Cairo tiene cuantiosos motivos para volverse un Estado-nuclear, tales como confirmar su rol de potencia regional, acceder a una paridad estratégica con Israel y el posicionamiento que lograría frente a los demás Estados árabes. Casi como en efecto domino Turquía, Jordania y Yemen anunciaron sus respectivos planes nucleares[6].

Ya sea por razones de política de seguridad o por política energética la actividad nuclear llego para quedarse. El problema, como ya vimos más arriba, es que para los estadistas es indiferente si se busca energía nuclear o una bomba. Ante la imposibilidad de ejercer un efectivo control institucional frente a la proliferación deberíamos analizar la experiencia del subcontinente indio. A casi 10 años de la nuclearización ambos Estados han racionalizado su conflicto y ningún armagedon se ha producido.¿Por qué presuponer que la nuclearización de Medio Oriente sería necesariamente distinta y trágica? Hasta ahora la nuclearización ha racionalizado a los Estados, ya sean democráticos o autoritarios.¿Seria tan suicida Irán de prestar una bomba a grupos radicales sabiendo que los restos del artefacto incriminarían a Teherán? Permitámonos asumir el siguiente escenario: En 10 años tanto Irán, como Egipto, Turquía y Arabia Saudita se nuclearizán. ¿No sería este un mejor escenario que uno donde la bomba solo la tienen los iraníes? En este escenario, ¿No seria la balanza de poder un reaseguro para la estabilidad de la región? Siguiendo esta línea argumentativa pero desde los intereses de los EE UU ¿No seria conveniente abandonar la presión sobre Irán y pasar a apoyar a un nuevo socio nuclear que contenga a Irán en el largo plazo? Ya sea Egipto o Turquía ¿No tendrían estos Estados un claro y genuino interés en contrabalancear a los iraníes? En pocas palabras, frente al fracaso del régimen de no proliferación la nueva estrategia podría ser una suerte de Nuclear Selective Engagement. Es decir, no obstaculizar los intentos de nuclearización de aquellos Estados que contribuyan al equilibrio de poder. En ultima instancia, se busca que la balanza de poder regional actué ante el desbalance de alguno de sus Estados.


[1] Jaswant Singh “Against nuclear apartheid” Foreign Affairs, volume 77, No 5, september/october 1998.
[2] Ídem.
[3] “Acuerdo nuclear entre EE UU y la India.” Agencias AFP, DPA y ANSA, La Nación, 2006.
[4] “India probó un nuevo misil nuclear” Agencia DPA, La Nación, 2006.
[5] Sally Buzbee “Se suma Egipto a la carrera nuclear” Agencia AP, La Nación, 30 octubre 2007.
[6] Ídem.