lunes, 9 de febrero de 2009

Seguridad y estabilidad en la región del ASEAN: La implicación geoestratégica de dos colosos, como Grand Strategy regional.


Resumen.

La región del ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste-asiático), comprendida por Malasia, Indonesia, Filipinas, Brunei, Singapur, Vietnam, Camboya, Birmania, Tailandia y Laos, constituye una particular dinámica regional de seguridad. Por un lado, no llegan a constituir un área azul de seguridad cooperativa como es Europa Occidental, sin embargo, tampoco basan sus políticas de seguridad en la realpolitik y el balance de poder. Simultáneamente, se encuentran alineados con los EE UU pero al mismo tiempo mantienen estrechos vínculos con China y otras potencias. La grand strategy del ASEAN consiste en lograr una justa implicancia geoestratégica de ambas potencias, sin perder márgenes de maniobra diplomática y en beneficio de la seguridad y estabilidad regional.

Introducción.

El desarrollo de esta grand strategy es posible, en gran medida, a condiciones exógenas a la región, en la post Guerra Fría. Entre ellas podemos mencionar, el mantenimiento de la presencia militar de los EE UU en el Noreste del Pacífico, su contención sobre Corea del Norte, la continuación de la alianza Tokio-Washington y, tal vez más importante, el temor a que el ascenso de China venga acompañado por un deseo de alterar el status quo en el sudeste-asiático. Complementariamente, y siguiendo a Nye, podríamos afirmar que por debajo de este tablero estratégico se desarrolla un tablero económico donde la interdependencia de las partes se profundiza notoriamente.

Rol de los EE UU y China.

Antes de introducirnos en la grand strategy sería conveniente analizar el lugar que le asignan los Estados del ASEAN a las superpotencias.

En referencia a los EE UU podemos afirmar que los países del ASEAN tienen una convergencia de intereses. No solo ven a los EE UU como un socio comercial y un importante inversor sino también, aunque con matices según cada país, como un aliado militar. Esto lo podemos evaluar en distintos vínculos. En primer lugar, existe una marcada tendencia de los países del ASEAN a adquirir armamento y asistencia militar estadounidense. Esto se complementa con la participación en maniobras y ejercicios conjuntos, tales como los que se desarrollan en el Estrecho de Malaca. También existe una creciente cooperación en materia de contraterrorismo, como en el caso de las Filipinas.

Para muchos, esta convergencia es la continuación de los tiempos de la Guerra Fría, cuando los EE UU aplicaban la doctrina de la contención frente a la proyección comunista que emanaba de Vietnam. En síntesis, los países del ASEAN comparten, a grandes líneas y siempre con matices, la agenda estadounidense. Sin embargo esta convergencia no significa alineamiento. Los países del ASEAN han desarrollado una basta agenda de vinculación con otras potencias. Según Joakim Öjendal, la autonomía del ASEAN frente a Washington la podemos chequear cuando constatamos la proliferación de instituciones informales y tratados firmados por la región y las principales potencias regionales. Entre estos se destacan el Tratado de Amistad y Cooperación (TAC) vigente desde 1976. Este documento enumera principios y practicas y obliga a las partes a resolver pacíficamente sus diferencias. En el 2003 China firma el TAC, lo que es visto como un éxito para la diplomacia del ASEAN. Temiendo quedarse en un lugar marginal, Japón firma con el ASEAN la declaración de Tokio (2003) en el cual se comprometen a crear un área de libre comercio (ALC) para el 2012, más tarde Tokio firmará el TAC y vislumbró la conformación de la Comunidad del Este de Asia. Entre otras, también podemos mencionar el ASEAN + 3 que se trata de un dialogo que incluye a Japón, China y Corea del Sur. Y el Foro Regional del Asia (RFA) que tiene por objetivo dialogar y realizar consultas sobre temas de seguridad. También sirve para construir confianza y generar diplomacia preventiva. Participan varias potencias de la región y otras extra-regionales como EE UU, Australia e India. También se dan encuentros en el marco de la ASEM ( Asia-Europe Meeting) con la UE, quien es un socio comercial cada vez más importante.

Según Öjendal la forma de ganar autonomía frente a EE UU no es rechazando sus propuestas sino incrementando sus relaciones con otras potencias (especialmente China)[1].

En torno a China el panorama no esta tal claro y existen muy distintas posiciones. Algunos advierten que las naciones del ASEAN reconocerían la hegemonía de Beijing excusándose en razones históricas y culturales. Estos autores sostienen que China fue un hegemón benigno, que con poca frecuencia intervenía en sus vecinos y que la tradición confuciana actuaba de aglutinante cultural. Estas versiones fueron descartadas por considéralas parciales e insuficientes[2]. Dejando de lado las tesis culturales, teóricos como Amitav Acharya, Joakim Öjendal y Evelyn Goh parecen sugerir que existe un discreto e indirecto balance frente a China. Si bien cada autor sostiene esta afirmación con distinto grado de intensidad, no estaríamos equivocados si advertimos que China representa algo más que una preocupación. Dos motivos le dan materialidad a esta afirmación. En primer lugar, el formidable crecimiento económico iniciado a finales de los setenta, tras las reformas de Deng Xiaoping. En 30 años China se convirtió en la factoría del globo, con tasas de crecimiento del 9% anual y promisorias perspectivas a futuro. Este incremento en el PBI no tardo en trasladarse a su capacidad militar. Si bien no hay consenso sobre cuanto gasta China en defensa, distintas especulaciones coinciden en que el presupuesto oficial es solo una fachada y que el verdadero gasto en defensa también debería incluir, entre otros ítems, las inversiones en R&D para la creación de tecnologías de la defensa. Dejando de lado las especulaciones, no nos equivocaríamos al afirmar que Beijing es la potencia militar de su región.
El otro motivo, son los conflictos limítrofes irresueltos que China mantiene con sus vecinos. Esto genera temor ya que China recurrió a las FF AA, en el pasado, cuando entendió que su soberanía se vio afectada. La región tiene memoria de dos particulares incidentes. En 1988 China mantuvo un enfrentamiento naval con Vietnam por la posesión de las islas Paracel con un saldo de 3 embarcaciones hundidas y 72 bajas vietnamitas. En 1995 Manila descubre que China había construido un pequeño puesto militar en el Arrecife de Mischief (que conforma a las islas Spratly) a menos de 150 millas de la isla de Palawan por lo tanto dentro de su ZEE. Esto provoco una serie de choques navales y una crisis diplomática[3]. Dado que se cree que estos archipiélagos contienen reservas de crudo y gas natural es muy difícil que la problemática de las Spratly no vuelva a surgir en la agenda.

El escenario hasta ahora presentado nos advierte que la dinámica regional de seguridad no podrá explicarse sin la intervención de estas dos superpotencias. A continuación analizaremos de qué forma interactúan en la región.

Las políticas de omni enmeshment y balance complejo.

Los analistas de la región sostienen que la grand strategy del ASEAN consiste en dos políticas que interactúan en simultaneo.

La primer política, es lo que Evelyn Goh denomina omni enmeshment, Amitav Acharya llama double-binding y en menor medida lo que Joakim Öjendal designa como double movement. Esta política trata de absorber e implicar a las grandes potencias (pero principalmente a los EE UU) en una red de instituciones y acuerdos regionales de seguridad con el objetivo de hacerlos participes de la región de forma tal que tengan un interés en la estabilidad de la misma. Los mecanismos para implicar a las superpotencias son múltiples y van desde la creación de ALC, tratados de cooperación, políticas de intercambio cultural, foros de seguridad a cualquier otra política o acuerdo que signifique aumentar los niveles de interdependencia. De hecho el mismo ASEAN ha sido el mayor canal de engagement con las potencias extra-regionales[4]. Algunos Estados han avanzado sustancialmente en esta política llevándola y profundizándola en el plano nacional. Este es el caso de Singapur y Tailandia quienes basan sus políticas nacionales de defensa en invitar a EE UU a sus respectivos territorios, facilitándoles infraestructura y bases[5]. A pesar de que los EE UU es el principal Estado a captar, el omni enmeshment también apunta a China. Esto se debe a que los Estados del ASEAN consideran que esta estrategia puede lograr domesticar a Beijing. Según los policy makers del ASEAN la incorporación del coloso regional puede inducirlo a moderar su conducta al mismo tiempo que le incremente el costo de una aventura militar. El lograr entrampar institucionalmente a China sería un as bajo la manga del ASEAN a la hora de negociar frente a los EE UU. Al mismo tiempo, si los países del ASEAN y China pueden dar pruebas del entrampamiento de este último, es probable que los halcones de Washington pierdan fuerza para reclamar una política de contención. Para Chong-Pin Lin, el entrampamiento se acomoda muy bien a la nueva grand strategy de China que se basaría en una Ofensiva con Instrumentos Extra-Militares. Esta estrategia buscaría reducir gradualmente la influencia de los EE UU con instrumentos como la ayuda económica, contribuciones culturales, sanciones legales y diplomacia coercitiva aunque sin renunciar al uso de la fuerza[6].
En el largo plazo, los países del ASEAN creen que como producto de la complejización de la interdependencia, los intereses de las superpotencias se irán modificando y asemejándose a los de ellos.

La segunda política, es lo que Goh llama el Balance Complejo y se trataría de un contra-balance a la oriental ya que según Acharya la dicotomía balance/bandwagoning es muy limitada para evaluar el rango de opciones que tienen los países del ASEAN. Este contra-balance no buscaría un equilibrio de fuerzas materiales a la occidental sino un incremento en los costos en los que tendría que incurrir un posible agresor. Otra particularidad del Balance Complejo es su carácter discreto. Esto se explica por que ningún Estado secundario desea oficializar sus temores sobre China. También se podría explicar en función de las particularidades de la diplomacia del ASEAN que se caracteriza por su discreción, sutileza y bajo perfil (el ASEAN way) En la medida de lo posible tratan que los temas espinosos no sean objeto de debate ni en sus respectivas opiniones públicas ni en potencias extra-regionales. Desde un plano militar también podemos verificar este balance. Según Acharya los países del ASEAN están enfocando sus inversiones en mejorar sus capacidades navales y aéreas. Lo que demuestra que estos Estados están preocupados en contrarrestar la capacidad de proyección de China en el Mar Meridional[7]. Para Goh este balance también se caracteriza por ser indirecto ya que descansa en la dominación estadounidense de la región. Este balance indirecto consta de 2 niveles: Políticas militares tomas por los Estados individualmente y Políticas de balance complejo elaboradas a nivel regional que va más allá de lo militar. Es decir, la utilización de los acuerdos e instituciones informales para contrarrestar (o siguiendo la conceptualización oriental podríamos decir encauzar) la preponderancia China[8].

¿Como se logra la estabilidad?

La construcción de la estabilidad es fruto de una compleja gama de tratados, instituciones informales, acuerdos comerciales, participación de potencias extra-regionales, mecanismos de construcción de confianza (es decir la política de enmeshment) y la presencia militar estadounidense. Esta gama toma la forma de una enredada maraña de compromisos cruzados que vinculan a las potencias con las políticas de los Estados secundarios. En cierta forma, podríamos entender a la estabilidad como una suerte de externalidad positiva de la maraña arriba descripta. Para Goh las políticas de Balance Complejo y enmeshment crearían estabilidad gracias a la formación de una jerarquía de potencias con la doble función de balancear y, simultáneamente, enredar a China. Esta jerarquía conformaría una pirámide con los EE UU en el ángulo superior, dominando la región. Este rol le correspondería tanto por sus capacidades militares como porque los países del ASEAN lo identifican como a un honest brooker. El peldaño inmediatamente inferior le pertenecería a China. Este segundo lugar, se explicaría debido a la incertidumbre que genera así como también debido a que su relación con los EE UU es la que mayor capacidad de spill-over puede producir. En el tercer lugar entran Japón e India. A pesar de ser la principal economía del Asia Pacífico; Tokio no cuenta con una verdadera independencia en la formulación de su política exterior hacia la región. En cuanto a la India aún no cuenta con los recursos suficientes como para tener mayor protagonismo. Sobre la base de la pirámide se encuentran los países del ASEAN, Australia y Corea del Sur las cuales pueden ser calificadas de potencia medias[9].

En síntesis, parecería que la grand strategy del ASEAN es la respuesta a un doble dilema. El primer dilema es ¿Cómo salvaguardarme de un coloso (el que tengo cerca) sin que me domine pero sin tener que marginarlo? Y el segundo dilema consiste en ¿Cómo retener a el otro coloso (el que esta lejos) sin que me domine pero tampoco sin que se retire? Las políticas de enmeshment y de Balance Complejo producen estabilidad gracias a que logran retener a los EE UU e implicar/enredar a China en los intereses de la región sin que ninguno de los dos pueda dominar.



[1] Joakim Öjendal “Back to the future? Regionalism in South-East Asia under unilateral pressuer.”International Affairs 80. 3 2004
[2] Según Amitav Acharya el confucionismo solo se expandió hacia Vietnam y más conveniente sería recordar que las ideas provenientes de Inda fueron más influyentes. Para muchos historiadores la idea de un imperio benigno no es nueva ni tampoco cierta.
[3] Michael Klare “Guerra por los recursos. El futuro escenario del conflicto global.” Editorial Urano Tendencias 2003.
[4] Evelyn Goh “Great powers and hierarchical order in Southeast Asia” International Security vol. 32, N 3, winter 2007/2008.
[5] Idém.
[6] Chong-Pin Lin “Beijing’s new grand strategy: an Offensive with Extra-Military Instruments”China Brief volume VI, Issue 24, The Jamestown Foundation ,Diciembre 2006.
[7] Amitav Acharya “Will Asia’s past be It’s future?” International Security, Vol 28, N 3, Winter 2003/2004.
[8] Evelyn Goh “Great powers and hierarchical order in Southeast Asia” International Security Vol. 32, N 3, winter 2007/2008.

[9]Idem.

2 comentarios:

Leonardo Funes dijo...

Juan,
Muy buen artículo como siempre son los tuyos...Lo voy a tener en cuenta para seguir trabajando sobre el tema que ocupó mi tesina de grado. Saludos.

Juan Pippia dijo...

Gracias! Prontamente tendrás noticias mias.
Saludos.