martes, 21 de julio de 2009

Rusia: una batalla en dos frentes, mercados armamentistas en pugna.



Por Matías Battaglia, licenciado en Ciencia Política de la UBA y especialista en RR II, Maestría en Relaciones y Negociaciones de Flacso-San Andrés.



La Federación Rusa se encuentra actualmente impulsando una importante estrategia de diversificación de mercados para su industria armamentista (motivada por la caída en ventas a China e India)[1]; la cual, al igual que la de la energía, obtuvo ventajas gracias a la herencia de infraestructura e investigaciones de la Unión Soviética. En esta primera década del siglo XXI se evidenció una toma de conciencia por parte de la dirigencia rusa de los “bienes soviéticos”, que habían caído en el olvido o cuando menos parálisis[2] durante la era Yeltsin; la industria energética y la industria bélica retomaron un puesto protagónico en la política rusa desde la gestión de Vladimir Putin. Inclusive quedaron intrínsicamente ligadas.
La capacidad de producción local de armamento esta garantizada por la capacidad de generar recursos de la industria energética (otorga al Estado ingresos que luego éste redistribuye), de otro modo sólo podría Rusia dotarse del mismo mediante ventas al exterior, lo cual le dejaría poco espacio para planificar una Política de Defensa de largo plazo; sería irracionalmente “dejada a los mercados”.
A su vez, las Fuerzas Armadas (FFAA) -su capacidad de intervención en áreas de interés tales como Asia Central- son las herramientas mediante las cuales Rusia limita[3] la presencia, en su esfera de influencia, de otras Grandes Potencias. Son utilizadas para coartar la avasalladora influencia económica (y política) que existe en las ex repúblicas soviéticas, de capitales europeos, norteamericanos, chinos e hindúes; se basa la praxis rusa en presionar a las elites locales dado que su seguridad depende de Moscú.
El mantener arreglos de provisión de armamento a precios preferenciales así como colaborar en la defensa de los “Tanes” (lo cual ayuda a los presupuestos nacionales de aquellos países, que se encuentran en casos al límite de la crisis) da a Rusia algún punto de negociación con los mismos. En materia energética ya no lo puede hacer, de hecho, la compra de energía a precios más bajos que los internacionales generan insatisfacción en los grandes vendedores -como Uzbequistán, Turkmenistán y Kazajstán-.

El escenario actual

El artículo no tratará al sector energético (donde las problemáticas son varias y las consecuencias no son desestimables) dado que, sus variables son relativamente estables (infraestructura y reservas) y los resultados de los incidentes o disputas actuales serán mensurables en el mediano/largo plazo. Por el contrario, en la industria armamentista, una en donde Moscú tiene menores ventajas en el mercado, la puja esta ya está presente y los resultados a la vista.
Desde el año 2007, año en el cual el impacto de la baja de compras de China fue sustantivo (40% en 2006 a casi un 20%), el país euroasiático ha intentado encontrar nuevos compradores para asimilar la pérdida del mercado más importante (asimismo, la tentativa de India de diversificar proveedores también genera hoy una pérdida en las ventas si bien todavía en 2007, por la caída compras chinas, ascendió a primer comprador con 28% del mercado ruso). En ese mismo año Venezuela y Argelia[4] aparecieron en escena y colaboraron con la industria, en 2007 fueron detrás de China (con 21%) los mayores consumidores, con 16% y 14% respectivamente. Malasia y Vietnam fueron importantes también para Moscú aunque con cifras menores, 9% y 5% respectivamente (el resto de mercados representó un 7%).
Un hecho que no puede ser obviado es, que China no causa tensiones sólo por detener la compra de armamento, las genera también porque es el eventual candidato a competir con Rusia. Restringe el alcance ruso en los mercados del tercer mundo, de hecho, la fuerza a competir por precios, algo que China no ve como desafío pero sí Moscú, ya que no dispone de un presupuesto nacional tan abultado[5]. El antiguo centro soviético es fuertemente dependiente de un factor para su supervivencia, y ese es, el recurso energético, no la industria bélica; el Estado ruso no puede transferir desde aquella industria productiva recursos económicos de manera permanente sin dañar la economía. China por su parte, por el crecimiento económico actual y el que se vislumbra en el largo plazo, puede elaborar ofertas[6] que son incontestables por parte de Rusia.
La latente rivalidad tiene origen en un suceso, la “brecha tecnológica” existente se achica; desde el comienzo del boom del comercio bilateral[7] los dirigentes chinos reclamaron que las ventas sean articuladas con la fabricación bajo licencia y transferencia de “know how y know why”. Ello de por si generó problemas tal y como se evidencia hoy (se aprende a fabricar determinados productos que se convierten en competencia), pero además, las copias ilegales mediante ingeniería inversa asestaron importantes golpes a la relación. Éstas iban desde modificaciones menores en los milímetros de sistemas antiaéreos hasta la construcción de aviones J-11B, cuya fabricación fue posibilitada por las transferencias de “kits” de componentes que eran originariamente dirigidos para los Su-27SK “Flanker Bs” (J-11) (el acuerdo se canceló pero ya se encontraba a la mitad, lo cual no evitó los mayores daños; es decir, ya se había transferido tecnología)[8].
A pesar de la gravedad del “problema chino”, otro frente también aqueja a la Federación Rusa; como consecuencia de que su presencia en numerosos mercados se encuentra comprometida y que las menores compras de China e India son difíciles de sustituir (la extensión de ambos mercados es difícilmente igualable y por ello se puede compensar sólo con múltiples pequeños/medianos mercados) está Rusia extendiéndose alrededor del mundo. Esto abre un nuevo capítulo de conflictos, ya que en los nuevos destinos Estados Unidos está presente. Según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) entre 2007 y 2008 varios países compraron productos de Rusia y los Estados Unidos: Brasil, Egipto, Grecia, Indonesia, Polonia, India, Turquía, Tailandia, Sri Lanka, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Paquistán, Marruecos, Perú e Irak[9].
El problema central de Rusia es la escasa posibilidad de alcanzar un acuerdo que garantice compras de largo plazo, donde pueda consolidar una alianza y crear un vínculo más allá de la economía coyuntural, creciendo en influencia política a la larga.
La razón reside en que la gran carta rusa es el sector aeronáutico, aproximadamente 56%[10] de las ventas en 2008 fueron de aquel sector. Pero si se considera que la capacidad de absorción de los “nuevos clientes”[11] es limitada, porque en muchos casos sus gastos están estrechamente ligados a la venta de materias primas -por ende son volátiles-, o simplemente, son economías de porte pequeño/mediano, queda claro que no existe posibilidad de replicar alianzas como la que se tuvo con China durante los 90’ (o asimismo la relación que se tuvo con India).
Según se estipula en estudios las ventas descenderán en 2010-2011/12 a causa de que no se podrán reponer las caídas de las compras chinas e hindúes[12]. Claramente los datos demuestran que los espacios disponibles de mercado son pocos; entre los 10 países que más invierten en defensa sólo dos (China e India) usan aeronaves rusas, cambios estructurales son difíciles de entrever, los riesgos para Moscú pueden entenderse de la siguiente manera “tener presencia en mercados no es suficiente, acuerdos sustanciales en cada uno de los nuevos mercados serán necesarios; de otro modo, la industria rusa se verá forzada a otro reajuste y a una minimización de actividades, afectándose la seguridad nacional”.

Utilización del pasado como garantía del futuro

El escenario del mediano/largo plazo es ciertamente lúgubre, y contrasta de manera significativa con el “auge” de los últimos años (donde las ventas alcanzaron en 2007: 7,4 mil millones de Dólares, 2006: 6,5 mil millones de Dólares, 2005: 6,1 mil millones de Dólares). Pero a pesar de ello Rusia puede mantener sus esperanzas porque tiene todavía “ventajas comparativas” para sostener a antiguos compradores. Inclusive, de efectuar políticas correctas, podría quizás cambiar el pronóstico.
Ante todo algunos de los miembros de la antigua Unión Soviética aún dependen de la protección/provisión de la Capital; la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO)[13] ha permitido articular la seguridad en manos del hegemón regional. Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbequistán entonces se hallan intrínsicamente ligados a él (más allá de los intentos de romper la cohesión por parte de China o Estados Unidos). Kazajstán y Rusia poseen un sistema integrado de defensa aérea y efectúan maniobras conjuntas; Uzbequistán y Kirguistán están integrados al sistema de defensa aérea del CSTO y al igual que el vecino del norte, participan en maniobras conjuntas (en Kirguistán además se encuentra una base rusa, en Kant); Tayikistán posee importantes lazos entre las Fuerzas y también mantiene una base rusa en su territorio (y comparte el aeródromo de Aini), Armenia tiene asimismo en su territorio una base rusa y recibe transferencias de armamento regularmente[14], por último, Bielorrusia[15] tiene también instalaciones rusas y los sistemas de defensa están entrelazados.
Y si se analiza puntualmente el caso de Asia Central se encuentra que hasta 2015 -aproximadamente- en ese área no habrá un incremento significativo de “influencias foráneas”[16] en términos de material de defensa y seguridad, esto esta dado porque los “Tanes” tienen mayoritariamente armamento de origen ruso y se limitarán a actualizar o reparar el existente. Asimismo, para tranquilidad de Moscú, las compras de armamento con el estándar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) son costosas[17]. En este punto tiene la delantera, en caso que se adquieran sistemas de armas, serán muy probablemente comprados en Rusia, ya que pueden tener los países centroasiáticos acceso a precios preferenciales si son miembros del CSTO[18].
En este punto de costos China ciertamente es una incógnita, dado que podría hacer ofertas competitivas. De todos modos se esperaría que, al estar ambos en la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), utilice Rusia el foro para discutir la “no injerencia” en materia bélica; cuestión que estratégicamente, Beijing (al tener mayores problemas en otras latitudes y además estar satisfecho por los acuerdos energéticos en Asia Central) podría aceptar.

Conclusión

Puede estimarse en base a lo analizado, que en el futuro, la posición rusa en los mercados armamentistas, será una con pocos grados de libertad[19]; tanto Estados Unidos como China agregarán presiones.
En lo que concierne a la competencia con Occidente las ventajas significativas están dadas sobre antiguos compradores/aliados. En primer lugar los “Tanes” no harán un recambio sustantivo de material en el corto plazo (2015 aprox.) y ello da tiempo para re-evaluar acuerdos hoy quizás no favorables[20] e inclusive se podrían llegar a ver cambios en la productividad de la industria rusa (mejorando la eficiencia y calidad); en segundo lugar, los menores costos de los productos rusos en términos generales -a nivel mundial- así como los beneficios por membresías al CSTO generan ofertas que países con pocos recursos no pueden rechazar; por último, con algunos países existe la posibilidad de intercambiar antiguas deudas soviéticas por armas (como Argelia), lo cual le permite ganar posiciones de mercado sin grandes esfuerzos (es decir, innovaciones o mejoras en la industria).
Merece ser destacado sin embargo, que en relación a los “nuevos mercados”, en los cuales las armas rusas y estadounidenses se enfrentan[21], no hay ventajas. Dependerá el éxito únicamente de la estrategia de ventas y de mejoras en la productividad/calidad; Moscú no tendrá el “high ground”[22].
Con respecto a China sólo existe una ventaja, y es para los productos de alta tecnología, aquellos que aún Beijing no ha podido alcanzar o perfeccionar (aviación naval, propulsión nuclear de submarinos, transporte aéreo de largo alcance, entre otros); la competencia por las armas de baja/media tecnología será únicamente detenida por compromisos políticos.
En el futuro la industria de defensa rusa afrontará problemas que estarán vinculados a los siguientes ítems a) saturación de mercados-incapacidad de encontrar nuevos mercados que absorban la antigua demanda china e hindú, b) mejor calidad de productos competidores/mejor precio de productos competidores, c) límite de producción de la industria[23], y por último, d) menores recursos, en tanto la fuerte competencia por los hidrocarburos y la infraestructura energética[24] de Asia Central generará que lentamente, pero de manera certera, deba Rusia comenzar a pagar más por el gas y petróleo que importa (y en casos, reexporta) -desde Kazajstán, Uzbequistán, Turkmenistán-, teniendo el Estado un presupuesto nacional menos voluminoso.


Bibliografía

-Guy Anderson, Craig Caffrey, “Can Russia take on the US in global market?”, Jane´s, Junio 2009

-Liu Jin, “China, Russia: Closing the Technology Gap”, Stratfor, Marzo 2009
-Roger N. McDermott, “Kazakhstan´s Defense Policy: an assesement of the trends”, SSI, Febrero 2009

-Vladimir Petrov, Guy Anderson, “Can Russia mantain it´s defence export growth?”, Jane´s, Diciembre 2008

-Michael T. Klare, “Planeta Sediento, Recursos Menguantes”, Cap 8, Ed.Tendencias, 2008

-Konstantin Makienko, Dmitry Vasiliev, “Russia on the Arms Market in 2006”, Moscow Defense, 2 (8) 2007

Citas.

[1] Guy Anderson, Craig Caffrey, “Can Russia take on the US in global market?”, Jane´s, Junio 2009/ Konstantin Makienko, Dmitry Vasiliev, “Russia on the Arms Market in 2006”, Moscow Defense, 2 (8) 2007. Mayores compradores hasta hace pocos años; entre ambos eran responsables de 60%-70% de las ventas rusas de productos bélicos (en 2009 representan combinados únicamente 20-30%).

[2] En materia energética se pudo observar la privatización de numerosas empresas, oleoductos/gasoductos, yacimientos (la misma Gazprom fue privatizada, a pesar de retener 39,4% de las acciones el Estado no era el socio mayoritario); asimismo, la industria bélica se encontró en caos al no existir una política de estado, desde luego, el comprador principal durante el Comunismo, las FFAA se encontraban en crisis. Afortunadamente para el país, China a causa del embargo europeo causado -por la represión de la Plaza Tiananmen- necesitó de un aliado para “armarse”. Rusia pudo ocupar ese rol, lo cual permitió a la industria funcionar bajo un modelo de exportación.

[3] O por lo menos lo intenta.

[4] Cambio de deudas por material, prestamos y recursos excedentes en las arcas del Estado, fueron clave para hacer que los países sean importantes compradores.

[5] Comparando el tamaño de las economías, tercera y novena economía mundial (2008):
China PBI 3, 860,039 millones de Dólares – Rusia PBI 1, 607,816 millones de Dólares.

[6] Una suerte de “Dumping”, perdiendo ganancias en un principio para quitar a la competencia, porque se sabe que en el futuro se ganará más.

[7] Década del 90’.

[8] Liu Jin, “China, Russia: Closing the Technology Gap”, Stratfor, Marzo 2009

[9] Guy Anderson, Craig Caffrey, “Can Russia take on the US in global market?”, Jane´s, Junio 2009

[10] Aviones de combate.

[11] Los clientes además de India y China.

[12] Vladimir Petrov, Guy Anderson, “Can Russia mantain it´s defence export growth?”, Jane´s, Diciembre 2008

[13] Acrónimo anglosajón.

[14] Por lo menos hasta la Guerra Ruso-Georgiana, que generó que el último anule la posibilidad de paso por su país para llegar a Armenia.

[15] Se tiene en cuenta la negativa actual del país a asistir a la cumbre del CTSO pero se espera, sea una problemática menor; que sea la manera de llamar la atención de Moscú, no un alejamiento de Rusia.

[16] Estados Unidos-China.

[17] No disponen los países de recursos como para cambiar radicalmente los materiales de sus FFAA en el corto plazo.

[18] Originado el beneficio como corolario del “15th CSTO Summit” de 2007.

[19] El tener a otros países bajo su órbita en materia de defensa mediante la CSTO ayuda, pero no se considera que pueda evitar -si otros actores pueden contraofertar- que se pierda influencia; después de todo, si las armas que adquieren son provenientes de otros países y en menor número de Rusia, será una cuestión de tiempo para que se pierda el control. Por ello, la eficiencia, calidad y productividad entran en juego; las lealtades cambiarán según cambie la conformación del equipamiento de las FFAA.

[20] Probablemente haciéndose concesiones en materia energética.

[21] Excepto el caso de India, con quien tiene una relación previa.

[22] Posición de altura donde en las batallas medievales se obtenía una ventaja clara.

[23] Si se hace caso a las declaraciones de Alexander Fomin del Servicio Federal para la Cooperación Militar de Rusia, en relación a que “la industria alcanzó su techo” (21 de Mayo 2009).

[24] Es decir, la construcción de oleoductos/gasoductos que eviten el paso por Rusia y por ende ésta pueda controlarlos. Perdiendo el monopolio energético y la capacidad de colocar precios en el mercado energético.

1 comentario:

Darío dijo...

Hola Juan, te mandé un mail enviándote 2 papers que solicitabas en el facebook y me rebotó la dirección.
Te lo envié a forodeestudiantesygraduados@hotmail.com.
Si estás interesado mandame un mail a dariopetrollini@fibertel.com.ar.
Saludo grande.