domingo, 17 de agosto de 2008

¿David vs Goliath? Análisis del Conflicto en Osetia del Sur.

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David ataca a Goliath.

La reciente Guerra por Osetia del Sur ha dejado en claro que la propensión a utilizar el instrumento militar como herramienta de política se está profundizando en el sistema internacional. Quedo demostrada la voluntad de Rusia, de quien no había muchas dudas, pero también la de Georgia, un Estado que de ninguna forma podría balancear a Rusia.

El mismo día que comenzaron las Olimpiadas de Beijing, Tbilisi ataco sorpresivamente objetivos en Osetia del Sur, incluyendo tropas rusas que se hallaban en la zona cumpliendo con una misión de paz de la ONU. La sorpresiva maniobra tuvo tres objetivos: la reafirmación de la soberanía de Georgia sobre Osetia del Sur, comenzar una negociación desde una posición de fuerza, para que Rusia se retire y deje de apoyar a los rebeldes osetios y por último forzar una intervención de los EE UU para asegurarse de que Rusia no pueda tomar represalias contra ellos.

Demás esta decir que la apuesta era alta, los riesgos considerables ya que era muy difícil que Rusia se quedase de brazos cruzados y efectivamente Tbilisi perdió la apuesta. Cabe entonces preguntarse porqué la diminuta Georgia se lanzó a semejante ofensiva. ¿Acaso pensó que podría correr con la suerte de David enfrentado a Goliat?

En la estrategia de Georgia pesaban las siguientes variables que justificaban la apuesta por la agresión.

La primera variable que los planificadores de Georgia tenían en cuenta es su alianza informal con los EE UU. Desde la temprana Posguerra Fría Washington considero que la independencia e integridad territorial de las nuevas republicas del Cáucaso y Asia Central era vital[1]. Esta vitalidad se fundamenta en tres motivos A) Se trata de Estados-Tapones que le impiden a Moscú tener proyección sobre el Golfo Pérsico. B) Son clave para lograr la diversificación de oleoductos, como lo representa el oleoducto BTC[2] (Baku-Tbilisi-Ceyhan) y no depender de la infraestructura de Rusia. Y, por estos motivos, C) Son potenciales candidatos a ingresar a la OTAN y la UE.

El BTC transporta crudo desde el Mar Caspio hasta el puerto turco de Ceyhan en el Mediterráneo. Fue el primer oleoducto que extraía crudo del ex espacio soviético pero que no pasaba por Rusia y representa el fin del monopolio ruso sobre los recursos energéticos del Caspio. Ya en 1997, Zbigniew Brezezinski anunciaba que las republicas de Kazajstán, Arzebaiyán y Georgia debían recibir especial atención en función de que la soberanía de estas actúa como un escudo protector para las demás nuevas republicas.
Esta especial atención se tradujo en importantes transferencias de armas, entrenamiento militar, realización de ejercicios conjuntos, ayuda económica, entre otros programas que se enmarca en una política de robustecer las capacidades militares[3].

La segunda variable con la que contaban en Tbilisi era la posibilidad de que Moscú les diera tiempo como para poder acertar un duro golpe a los rebeldes osetios y simultáneamente lograr implicar a los EE UU. Incluyendo a Washington de forma más directa en las negociaciones hubiese arrojado, como posible resultado, el despliegue de tropas estadounidense bajo algún rotulo internacional en Georgia. Si bien su número hubiese sido insignificante, su sola presencia tendría un alto valor simbólico y hubiese sido suficiente como para asegurarse que Rusia no se atrevería a tomar represalias.

El Imperio Contraataca.

La otra cara de la moneda la ofrece Rusia y analizando brevemente su estrategia de seguridad podemos explicar su comportamiento.
La estrategia de seguridad no es nueva y sigue las líneas escritas en la inmediata Posguerra Fría donde el foco del conflicto se orientaba en la extensa frontera meridional. Esta es entendida como una Frontera Turbulenta[4] que podría generar spill overs negativos para Rusia. Por lo tanto, Moscú podía arrogarse el derecho a intervenir para pacificar a sus vecinos. De esta forma, Rusia denominó a sus vecinos como el extranjero próximo dando a entender que la soberanía de los mismos era relativa frente a los intereses de seguridad de Rusia.
La novedad no es la estrategia sino la fortaleza de la misma. Dos hechos han potenciado a la estrategia rusa. En primer lugar, el fuerte crecimiento económico de la última década le ha sumados recursos al Kremlin en vez de restarle como sucedió en los 90. Según el muy occidental diario Wall Street journal : “A lo largo y ancho de Rusia, las empresas están invirtiendo miles de millones de dólares en la modernización de sus instalaciones y expansión de su capacidad. (…)Tras 7 años de crecimiento robusto (…) el PBI per cápita se ha cuadruplicado hasta alcanzar casi u$s 7000 y cerca de 20 millones de personas han salido de la pobreza[5]”. Rusia ha pagado toda su deuda con el Club de Paris, busca crear un Fondo Soberano de Riqueza para administrar sus cada vez más petrodólares y hasta especula con convertir al Rublo en una moneda de reserva. En segundo lugar, debemos considerar el nuevo contexto internacional post 11-S. Las guerras de Afganistán e Irak configuran un mundo donde el balance ofensivo-defensivo se inclina cada vez más hacia el primero. Lo que en otras palabras significa un mundo más propenso a la guerra[6].

Se desglosa de la estrategia de seguridad de Rusia la reciente intervención en el conflicto por Osetia del Sur. Los 70 000 rusos que viven en el enclave no son más que una excusa de Moscú para justificar su accionar militar. De haber sido la vida de sus conciudadanos la verdadera causa de su intervención el ataque se hubiera suscripto a Osetia del Sur únicamente. Sin embargo, la blitzkrieg rusa no se detuvo en Tsjinvali sino que emprendió una basta campaña de retaliation. En tres días, del 9 al 12 de agosto, Rusia atacó varios objetivos que tenían poca o ninguna relación tenía con Osetia. Entre estos podemos mencionar: un ataque aéreo en las gargantas de Kodori, la única región de Abjazia controlada por Tbilisi, el destrozo el puerto de Poti sobre el Mar Negro, él mismo era una infraestructura fundamental para el transporte de crudo, la imposición de un bloqueo naval y el hundimiento de un barco de misiles georgiano, el bombardeo de de un aeropuerto militar y de la ciudad de Gori, probablemente, el hecho más trágico de la guerra ya que la misma, de ninguna forma, podía ser considerara un objetivo militar.

La venganza de Serbia.

No solo en función de una estrategia de seguridad podemos explicar el conflicto de Osetia sino también desde una perspectiva político-diplomática.
El actual conflicto tuvo su raíz lejana, hace casi unos diez años, en la ex Yugoslavia. Cuando Slobodan Milosevic, presidente de Serbia, comenzó una despiadada masacre contra los albano-kosovares. Frente a este genocidio, los EE UU y la UE buscaron en el Consejo de Seguridad la sanción del Artículo VII para intervenir. Pero el veto de Rusia y China hizo imposible un acuerdo en la ONU.

Estas potencias temían que los kosovares, gracias al espaldarazo del Consejo, lograsen su independencia. Para Moscú y Beijing que grupos separatistas logren el aval de la ONU podría convertirse en un fatídico precedente. Recordemos que hacia 1999 los chechenios todavía estaban muy activos en Rusia y no habían renunciado a su independencia y consiguiente separación de Moscú. Además, Serbia era considerada una aliada y por un paneslavismo propio del siglo XVII Rusia debía defenderla. En China los riesgos de separatismos eran y son aún mayores. A los muy populares tibetanos podemos sumar a los uigures que habitan la provincia de Xinjiang en el extremo occidental de China. Los uigures son turcomanos y musulmanes pocos satisfechos con el dominio de Beijing. Estas dos nacionalidades deben sumarse una larga lista que, a pesar de ser aproximadamente el 10% de la población total, ocupan el 60% del territorio chino.

Frente al veto de Rusia y China, los EE UU y la UE se lanzan a frenar la masacre mediante una intensa campaña de bombardeos que consigue doblegar a Milosevic y lo sienta en la mesa de negociaciones. El resultado fue que Kosovo, no se separaría de Serbia pero, obtendría un status especial respaldados por tropas de paz.
Hacia finales del 2007 el status especial condujo al resultado que todos intuían, Kosovo declara su independencia. A pesar de que la misma todavía no es reconocida por la mayoría de los Estados, su declaración tuvo amplias repercusiones en muchos grupos separatistas en todo el globo. Pero fue, precisamente, en Georgia donde más se hizo sentir. Tanto Abjazia como Osetia afirmaron que "(…)La situación en Kosovo es un precedente. No se puede decir que Kosovo sea un caso único. Eso es doble rasero", declaró Sergei Bagapsh, presidente de Abjasia. El líder de Osetia del Sur, Eduard Kokoiti, agregó que ambas regiones tienen "más argumentos que Kosovo para que se les reconozca la independencia[7]". Anticipándose, Putin advirtió que la independencia de Kosovo habilitaría a nuevas naciones en el Cáucaso.

Desde esta perspectiva, la posible independencia de Osetia del Sur y Abjazia, puede ser entendida como un ajuste de cuentas entre las potencias.

La carta del separatismo en un Mundo Ofensivo.

Jugar la carta del separatismo es como abrir una Caja de Pandora, no se sabe donde se dará el próximo estallido. Durante el 2006/07 analistas americanos especularon con la posibilidad de jugar esta carta en Irán alentando a los kurdos. Pero aliados estadounidenses, como Turquía, se verían seriamente afectados de alentar a los kurdos. A pesar de este efecto bumerán es muy difícil que la carta del separatismo sea retirada del mazo ya que las perdidas de la misma no se distribuyen equitativamente y por lo tanto se dan ganancias relativas. EE UU difícilmente se vea afectado por esta carta, no así sus aliados como España o Turquía. En Asia, Rusia puede verse afectada pero no tanto como China. Las ganancias relativas aseguraran que la carta siga en juego. Más aún en el contexto de un mundo ofensivo.



Bibliografía
[1] Zbigniew Brezezinski “El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos.” Editorial Paidós, 1997.
[2] El Atlas II de LeMonde diplomatique “Oleoductos y conflictos étnicos en el Cáucaso Sur.”2006.
[3] Michael Klare “Guerras por los recursos. El futuro escenario del conflicto global.” Editorial Tendencias, 2003.
[4] John Galbraith “The Turbulent Frontier as a factor in british expansion.” Comparative studies in society and history, Vol 2 No. 2 (Jan 1960)

[5] Guy Chazan “El auge petrolero y de inversión transforma la economía rusa.” Wall Stret Journal, La Nación, 14 de marzo 2007.
[6] Juan Battaleme “Un mundo ofensivo: El balance ofensivo defensivo y los conflictos de Kosovo, Afganistán, Irak y Chechenia.” Tesis de FLACSO 2004.
[7] Agencia EFE “Ola de reclamos en otras regiones separatistas” Diario La Nación, 18 de febrero 2008.

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