miércoles, 18 de junio de 2008

La evolución de la agenda de seguridad desde 1815 hasta el Post 11-S

Introducción.

El presente trabajo engloba distintos marcos teóricos-conceptuales. Para el primer periodo utilizo como marco de referencia a las obras de Paul Kennedy “Auge y caída de las Grandes Potencias” y Eric Hobsbawm “La era de los imperios 1875 1914”.Ya que considero indivisibles la política de la economía tomo a estos autores ya que hacen un análisis dialéctico que arroja cuantiosa luz sobre el periodo estudiado.
El segundo periodo se apoya nuevamente en la obra de Kennedy así como también en el libro de Zbigniew Brzezinski “El juego estratégico”. Mientras que de Kennedy tomo su idea de la caída de las potencias medianas para explicar el periodo 1914-1945 de Brzezinski suscribo la idea de la Guerra Fría entendida como una contienda histórica.
El ultimo periodo se fundamenta en diversos artículos referidos a la agenda de seguridad en la Posguerra Fría. Para explicar los cambios ocurridos (caída de la URSS, nuevas amenazas, Rouge-States, unipolaridad etc) tomo a Rasmussen, Hammes, Brooks, Wohlforth y a Toffler. Y para explicar lo que no cambio ( la conducta de las potencias, el juego de poder en Asia Central, etc) tomo a Brzezinski, Posen y Rashid.
El desarrollo del análisis de la institucionalidad de la política internacional se centra en la obra de Ikenberry. “After victory” ofrece una completa interpretación de cómo luego de una guerra general se recrea el orden. De este modo utilizo el marco conceptual de After victory para estudiar las instituciones internacionales.

El largo debate sobre el largo Siglo XIX.

El primer periodo a analizar comienza en 1815 y llega hasta 1914. Como cualquier otra división se trata de una decisión arbitraria a fines de delimitar el periodo de estudio. Para algunos autores como Hudson Meadwell seria más correcto hablar de un larguísimo S XIX que arranca en 1789 con la Revolución Francesa y finaliza recién en 1945 con la derrota del nazismo. Para este autor la variable clave es el largo y pendular proceso de democratización en Europa. Las Guerras Napoleónicas y la subsiguiente Santa Alianza no serian más que una forma de contener a la democracia y sostener el status quo monárquico. El fascismo seria entendido como la Contrarrevolución y su derrota militar seria la piedra basal para la democratización sostenida del continente. En la obra de Kennedy el largo siglo XIX es divido en dos partes. La primera parte arranca en 1815 y finaliza en 1885. Según el autor, este periodo se caracteriza por el auge de Europa, producto de la industrialización y los consecuentes cambios geopolíticos que se dan. Más allá de estas diferencias, podemos afirmar que existe un amplio consenso entre historiadores e investigadores tales como Eric Hobsbawm, Karl Polanyi, Paul Kennedy y otros de que existen un conjunto de características particulares que hacen posible que se pueda hablar de un el largo S XIX el cual comienza en 1815 y finaliza en 1914. Dentro de estas características podríamos nombrar la vitalidad del Concierto Europeo para evitar una Guerra General, la expansión de la revolución industrial, el rol de la Haute Finance[1], la conquista de territorios en África, Asia y Oceanía y el carácter netamente eurocéntrico de la política internacional.

La agenda de seguridad en el largo Siglo XIX: ¿Cómo evitar una nueva Guerra General?

El principal instrumento que encontraron las potencias para evitar volver a caer en una Guerra General fue la vieja política de balance de poder institucionalizada en lo que se denomino el Concierto Europeo. Esta institución informal no pudo evitar ciertas guerras, como la Guerra de Crimea 1855-1856, la Guerra Austro-Prusiana 1866 y la Guerra Franco-Prusiana 187, pero estas fueron breves, localizadas y producto de desequilibrios regionales muy marcados. También debemos agregar que ningún de estos conflictos implico la posibilidad de una conflagración general.
Dentro de los motivos de la estabilidad que ofreció el Concierto Europeo debemos mencionar
1° El Concierto se apoyaba en el hecho de que las potencias vencedoras estaban conformes con el status quo en Europa por más que compitieran en otras regiones. Como fue el caso de Gran Bretaña y Rusia quienes veían el mapa de Europa con las mismas preocupaciones a pesar de competir por ganar influencia en otras regiones, como Asia Central y en menor medida en El Levante y Persia . Al mismo tiempo las potencias revisionistas o revolucionarias aun no podían aspirar a alterar el equilibrio. Francia contaba con desordenes internos tanto sociales como políticos como la crisis de la Comuna de Paris y Prusia/Alemania todavía no era lo suficientemente fuerte como para desafiar abiertamente el status quo[2]. En síntesis, el Concierto de Europa supo reflejar fielmente los ajustes que se daban en la balanza de poder. De este modo podemos entender a las guerras arriba mencionadas no como un excepción sino como la regla misma, es decir el Concierto “le admitía” más poder a aquellas potencias en ascenso (Gran Bretaña y Prusia/Alemania) y “le desconocía” menos poder a aquellas en decadencia (Austro-Hungría y la Rusia Zarista).

2° El formidable auge económico generaba incentivos para evitar confrontaciones. Es decir se estaba gestando una incipiente interdependencia económica. Con base en Gran Bretaña la revolución industrial se expandió hacia el Continente. A las industrias de primera generación, como los telares, se sumaron unas cada vez más sofisticadas maquinas, siendo la locomotora el emblema de la segunda generación. Tempranamente británicos, holandeses y franceses se convertirían en exportadores de capital y la inversión en el extranjero se convertiría en una regularidad. De esta forma el sector financiero, Haute Finance, se convertiría en el primer gran actor transnacional luego de la Iglesia. Estos aceitarían las relaciones entre las potencias y actuarían como agentes permanentes de la paz[3].

3° La estabilidad del Concierto se puede explicar desde los intereses de las potencias ganadoras. Estos tenían 3 opciones: dominar, abandonar o transformar su posición favorable en un orden durable que incluya a todos los Estados y garantice su status más allá de lo que dure su poder militar. De elegir la tercera opción, deben lograr que los Estados débiles o derrotados confíen en que no serán ni abandonados ni dominados. Para lograr esto, los Estados ganadores se comprometen en una selfrestraint strategy que limite su poder a condición de que los otros Estados se comprometan en un orden constitucional que les garantice a los Estados ganadores que una vez recuperados los perdedores no tendrán deseos de revancha, (es decir que no tendrán comportamientos revisionistas)[4]. Esta fue la intención de Londres en 1815 pero, como el mismo Ikenberry afirma, el establecimiento de un orden constitucional se vio socavado por la mayoría de monarquías que imperaban en el Continente. Aun así podemos ver que luego de las Guerras Napoleónicas existía un consenso entre las potencias sobre la necesidad de darle algún tipo de institucionalidad a la paz y “no dejar todo librado a la balanza de poder”. Este intento de institucionalidad se vio reflejado en el Congreso de Viena y en las Conferencias que siguieron luego, donde, nuevamente se buscaba institucionalizar políticas y eliminar márgenes de discrecionalidad, donde podrían caer en políticas de poder.

La estabilidad del Concierto de Europa se debió a la fidelidad con la que reflejaba el balance de poder y a la flexibilidad con la que le permitía a los Estados hacer y deshacer alianzas que sostengan el equilibrio. Dos hechos atentaron contra el Concierto Europeo y en gran medida explican la 1GM. En primer lugar: El ascenso de Alemania entre 1900 y 1914 hizo un serio desequilibrio que afectó la percepciones de todos los Estados. Al mismo tiempo se dio un declinación de las otras potencias, principalmente Gran Bretaña y Rusia[5]. En segundo lugar con la consolidación de las alianzas fijas se perdió la flexibilidad que le permitía a las potencias balancear y evitar una conflagración general[6].

Cuando los desequilibrios económicos se trasladan a la geopolítica: el auge del imperialismo.

Tanto para Hobsbawm como para Kennedy este largo siglo fue testigo del auge de Europa. Para el segundo el siglo puede dividirse en dos partes, la primera parte la denomina “La industrialización y los equilibrios mundiales cambiantes 1815-1885”. De este modo hace alusión a durante estos años se expande la industrialización en Europa y los EE UU y su crecimiento económico “eclipsa al mundo no europeo”. Concretamente los europeos alcanzan un PBI que sobrepasa con mucho al resto del mundo. Si en 1800 la producción manufacturera mundial del continente representaba el 28% para 1880 ascendería a 62%[7]. Este incremento del poder económico se caracterizó por “...progresos en gran escala en el transporte y las comunicaciones, de una cada vez más rápida transferencia de tecnología industrial de una zona a otra, y de un enorme esfuerzo en la producción manufacturera, que a su vez estimulo la creación de nuevas zonas de cultivo agrícola y de fuentes de materias primas[8].”
Hobsbawm también considera que este periodo se caracteriza por su vigoroso crecimiento económico. Para el historiador británico el periodo 1848-1875 es “La era del capital” y desde 1875 comienza “La era del imperio”. De este modo podríamos afirmar que tanto para Kennedy como para Hobsbawm primero se dio un boom económico que produjo un desequilibrio global para luego dar paso, mediante la proyección militar, a la redefinición de fronteras y la división del globo en metrópolis y áreas de influencia.
En conclusión podríamos afirmar que primero se da un momento económico, donde se da el desequilibrio económico y luego este desequilibrio se traslada a la geopolítica donde se materializan vía políticas imperialistas.

Ahora bien, porque habiendo existido siempre grandes asimetrías de poder, se da en este momento el imperialismo.

En primer lugar deberíamos mencionar que el gran cambio tecnológico-industrial. Las nuevas tecnologías industriales se transfirieron al ámbito militar. Donde tuvieron implicancias desde lo doctrinario hasta en el transporte. Para la segunda mitad del siglo el ferrocarril, el telégrafo, las armas de repetición, la artillería móvil, los buques acorazados se convertirían en armas decisivas. Algo en común que tenían todas estas era su sesgo ofensivo, es decir, tenían una clara capacidad de proyectar poder. Lo cual beneficiaba las políticas expansioncitas de las potencias. Ejércitos bien entrenados y pertrechados, con servicios logísticos y médicos más la posibilidad de poder ser transportados rápidamente vía barcos o ferrocarriles pusieron en evidencia la supremacía de lo cualitativo frente a lo cuantitativo. Las potencias pudieron desplegar y proyectar su poder militar a escala global, enfrentado a menudo, a pueblos sin posesión de armas de fuego. Solo la geografía o las enfermedades autóctonas podían negar esta capacidad de proyección[9].

En segundo lugar, según Hobsbawm la política imperialista era netamente económica y capitalista. La ocupación de algunos territorios se debía, exclusivamente, a su valor económico-extractivo como por ejemplo Sudáfrica, África Occidental y el Congo donde existían cuantiosas minas de oro, cobre y otros preciados minerales. Para Londres, la apropiación de este recurso tenia amplios beneficios y bajos costos. Un segundo argumento esgrimido por Hobsbawm es la capacidad de absorción de manufacturas de las colonias. El 60% de las exportaciones británicas de algodón se dirigían al subcontinente Indio y la India solamente consumía el 40 o 45% de estas. Finalmente argumenta que la lógica del imperialismo se desprendía de la lógica de economías nacionales rivales, las cuales trasladaban su competencia a la periferia[10]. Hobsbawm afirma que los viejos imperialismos, como el de España en Latinoamérica, solo satisfacían la primera función, es decir, valor económico-extractivo, no dándose las demás funciones que son más propias de las economías avanzadas.

Pero la explicación de Hobsbawm subestima las implicancias estratégicas que tienen las colonias para las otras potencias. Si bien el imperialismo tiene su raíz en la obtención de beneficios económicos, una vez consolidada la colonia comienzan los contrabalances. Y la obtención de un beneficio económico puede pasar a un segundo lugar frente a la amenaza de otras potencias. El ejemplo por antonomasia es el denominado Gran Juego de Poder en Asia Central entre Rusia y Gran Bretaña a fines del siglo XIX. En Asia Central no existían cuantiosos recursos, pero ambas potencias luchaban para lograr ejercer su influencia allí. Para los rusos, consolidar su presencia era el paso necesario para avanzar hacia el océano Indico, históricamente Moscú busco hacerse con un puerto hacia mar abierto. Para los británicos, Asia Central debía ser un buffer zone que contenga a los rusos y proteja a la “Joya de la Corona”. El Gran Juego pone en evidencia que si bien “van por los recursos” una vez que llegan la lógica que prima es la de la seguridad y no la de la economía. ¿Hubiesen invertido cuantiosamente los británicos en la India si los rusos hubiesen llegado a Pakistán?

John Galbraith une ambas explicaciones en su trabajo “The Turbulent Frontier as a factor in British expansion.”En este articulo, Galbraith argumenta que una de las razones de la cada vez mayor expansión fue la necesidad de asegurar y pacificar a unas fronteras turbulentas. Esta noción pone en evidencia que la ocupación, aun de territorios con pueblos agrícolas y sin armas de fuego, no es tan sencilla. Galbraith afirma que dado la inseguridad y la amenazas que emanaban de las fronteras, las autoridades coloniales se veían implicadas en recurrentes raids en la periferia. Y que esta constante actividad de policía los hacia expandirse, más allá de donde era económicamente conveniente. Galbraith cita como ejemplos la situación en Sudáfrica, India y Malasia. Donde los británicos se vieron implicados mucho más allá de donde les era rentable[11].

El corto Siglo XX: La caída de las potencias medianas, el surgimiento de las superpotencias y la construcción del “Concierto de la Posguerra”.

A diferencia del anterior periodo, el siglo XX se encuentra claramente “delimitado”. Existe un consenso casi unánime que el siglo se inicia en 1914 con el estallido de la 1GM y finaliza en 1991 con la disolución de la URSS y con ello el fin de la Guerra Fría.
Para analizarlo mejor podríamos tomar a Kennedy y dividir el siglo en dos partes. La primera parte ,que comenzaría en 1914 y finalizaría en 1945, la podríamos denominar como la caída de la potencias medianas[12].Durante este periodo se vivo en un mundo multipolar con un Estado líder, los EE UU, que se autoexcluyo de la política internacional a pesar de contar con bastos recursos de poder. La otra futura súperpotencia se hallaba ocupada con problemas domésticos( Guerra Civil, represión política, industrialización forzosa, etc). Gran Bretaña y Francia si estaban atentos al equilibrio de poder y al nuevo mapa que Hitler estaba trazando en Europa. Sin embargo, ninguna de las dos supo contener el ascenso de Alemania. Gran Bretaña no se hallaba preparada para una nueva gran guerra en el continente. Sus prioridades estratégicas eran la defensa nacional y su imperio off shore. Y entendían que estos objetivos se lograrían incrementando en gasto en la Royal Navy y en la RAF y no así en el Ejercito. En Francia, el Estado Mayor asumía que una nueva guerra seria, en esencia, una repetición del escenario de la 1 GM, es decir, muchos hombres, trincheras y poca movilidad. Es así como confiaron en la Línea Maginot[13]. Podríamos afirmar que mientras Francia seguía pensando en términos de una Guerra de 2 Generación, es decir una guerra donde se pone énfasis en el Poder de Fuego, Alemania desarrollo la teoría y practica de un Guerra de 3 Generación, es decir una donde se pone énfasis en las Maniobras, de ahí el rol decisivo de los panzers[14].

Luego de la 2 GM emergería un nuevo escenario determinado por la bipolaridad y la Guerra Fría entre los EE UU y la Unión Soviética. Sin embargo, desde el comienzo esta bipolaridad tendría un marcado sesgo a favor de los americanos. Simplemente advertiremos que 1945 estos últimos poseían el 50% del PBI global, el 75% del PBI industrial, la única bomba atómica, la mayor armada y el más moderno y segundo mayor ejercito de 12,5 millones de hombres (que luego de la guerra seria reducido drásticamente). La URSS solo podía ofrecer el mayor ejercito sobre la tierra, una creciente industrialización y la dominación desde Europa del Este hasta Vladivostok. Este periodo es denominado por Kennedy como “Estabilidad y cambio en un mundo bipolar 1943 1980” La estabilidad viene dada por la situación que se establece en el centro del sistema internacional. En efecto, durante dicho periodo Europa no es victima de ninguna guerra. Las guerras se trasladan a la periferia. Dichos conflictos pueden englobarse en dos grupos: Guerras de Liberación Nacional donde una nación trata de hacerse con la independencia frente a la Metrópolis(Argelia, Vietnam, etc) o conflictos convencionales entre Estados (Guerra Irak-Irán, Guerra de Corea, etc). Casi todos estos conflictos estuvieron relacionados en mayor o menor medida por la conflagración mayor que fue la Guerra Fría. Las superpotencias apoyaban directa o indirectamente a una de las partes involucradas y en ocasiones se involucraban en el conflicto.

La política internacional logró sustanciales avances en su institucionalización. Tomando nuevamente a Ikenberry podemos apreciar que tanto la posguerra de 1918 pero especialmente 1945 la potencia vencedora pudo realizar con sustancial éxito una selfrestraint strategy. Tras la 2 GM EE UU pudo construir orden como ninguna otra potencia pudo jamás. En un breve periodo de años Washington pudo aglutinar a sus aliados en un conjunto de instituciones y reglas ,ya sea en el campo político-diplomático( la ONU) en el económico ( la creación de organismos de crédito como el Banco de Reconstrucción, el FMI, multilateralización del comercio, Plan Marshall, etc) y en el ámbito de la seguridad (la OTAN y el pacto de seguridad con Japón) . Este entramado institucional significaba para los europeos y japoneses que los EE UU no los abandonarían ni los someterían. Para Washington significaba que ni los europeos o japoneses tendrían políticas revisionistas una vez superadas las dificultades de posguerra[15]. De todas estas instituciones se destaca la ONU, más específicamente el Consejo de Seguridad. Este órgano ejecutivo esta integrado por las 5 principales potencias y tiene como principal función sostener la paz y seguridad internacional mediante la aplicación de la doctrina de la seguridad colectiva. Es decir, si un miembro es atacado debe existir una respuesta colectiva de los Estados miembros. Sin embargo, dada la rivalidad estadounidense-soviética, el Consejo de Seguridad estuvo paralizado a lo largo de casi todo el periodo(con excepciones como la Guerra de Corea).

A pesar del avance en el grado de institucionalización al que llego la política internacional las superpotencias seguían apoyándose en políticas nacionales no siempre covalentes con el orden multilateral. Cada vez que consideraban que sus intereses de seguridad estaban en juego, las superpotencias no tuvieron problemas en optar por el unilateralismo (solo por citar dos ejemplos podemos mencionar el bloqueo a Cuba por parte de los americanos y hasta la invasión de la URSS contra Afganistán). El mayor grado de institucionalidad no podía revertir el hecho de que los Estados operaban (y operan) en un mundo anárquico cuya única garantía de supervivencia es el sistema de autoayuda. La rivalidad estadounidense-soviética seria delimitada por la vieja balanza de poder, que una vez más volvía a tener absoluta vigencia.

La agenda de seguridad en el corto Siglo XX:¿Cómo evitar la dominación soviética de Euroasia?

Elijo deliberadamente este titulo para desarrollar la agenda de seguridad durante la Guerra Fría ya que considero la expansión de la URSS como la mayor fuerza transformadora de la geopolítica en Euroasia. Desde 1917 la URSS no dejo de absorber territorios, nacionalidades y Estados-Clientes. Para la década del 80 el imperio de Moscú ejercería su voluntad directa o indirectamente no solo sobre la enorme masa del continente que va desde Alemania Oriental hasta el Pacifico sino también sobre países que dependen de su ayuda económica o militar como Cuba, Nicaragua, Vietnam, Angola, Etiopía, Yemen del Sur y Corea del Norte que en total suman 545 millones de personas[16].
Tempranamente George Kennan pudo vislumbrar la política americana frente a la URSS. En su histórico telegrama enunciaba la imposibilidad militar de ocupar Rusia, así como también la inviabilidad política de un ataque nuclear (First Lethal Strike) solo restaba la posibilidad de contener, es decir, frenar la expansión ,que para muchos analistas era la continuación del imperio de los zares. En términos geopolíticos la doctrina de la contención se enfoca en una feroz defensa de la periferia del continente euroasiático. De forma tal que se le niegue a los soviéticos hacerse con los recursos económicos suficientes como para opacar a los EE UU. El objetivo ultimo era evitar que la URSS concrete la doctrina Mackinder que afirmaba que.....
Quien gobierne Europa Central dominará el hertland (Europa Central y Oriental);
Quien gobierne el hertland dominará la isla mundial (el continente euroasiático);
Quien gobierne la isla mundial dominará el mundo[17].

El primer frente estratégico era Europa Occidental y comenzó ni bien finalizo la contienda. La ocupación de la misma por parte de Moscú le hubiese permitido hacerse con bastos recursos como para poner en jaque la supremacía económica americana. Los analistas estadounidenses consideraban que si la URSS se hacia con Europa sería imposible recrear un nuevo desembarco como el de Normandia. La URSS no seria una potencia desgastada por una extensa guerra en otro frente, sencillamente seria suicida un intento de desembarco. Entendiendo la proyección de poder que la URSS tendría de controlar Europa, los americanos consideraron que la defensa de dicho continente es la defensa nacional misma.

El segundo frente estratégico se situaba en noreste de Asia y comenzó con la Guerra de Corea. Este frente se extendía a través de una imaginaria línea separa a Japón, Corea del Sur y Taiwán de la URSS y la Republica Popular China. En este escenario la URSS podría hacerse con la segunda economía del globo y hacerse con una salida a mar abierto en el Pacifico. Sin embargo, este tenso panorama cambio radicalmente hacia fines de los 60 cuando China y la URSS rompieron relaciones y se dieron ciertas escaramuzas en la frontera. Desde entonces la proyección de poder de la URSS quedaría en dirección a su inmediato vecino en beneficio de los aliados de EE UU.

El tercer frente estratégico es Medio Oriente y si bien siempre fue una zona capital y donde las superpotencias luchaban por imponer su influencia no cobro gran relevancia hasta 1979 cuando la URSS invadió Afganistán. En ese entonces el presidente Carter enunció que cualquier ataque contra el Golfo Pérsico seria entendido como un ataque a los intereses vitales de los EE UU y que esta embestida seria repelida con cualquier medio, incluido las FF AA. El Golfo Pérsico, aportaba( y sigue aportando) gran parte del petróleo que Occidente consumía. La llegada de la URSS a Irán o Pakistán podría amenazar los envíos de crudo que salían del Estrecho de Ormuz.

Sobre estos tres frentes estratégicos los EE UU pusieron énfasis en la contención. Cualquier arremetida de la URSS sobre cualquiera de estos frentes podría desequilibrar seriamente el balance de poder.

Las guerras se trasladan a la periferia : Guerras de Liberación Nacional.

La Guerra Fría se filtró en casi todas las Guerras de Liberación Nacional. Con la llegada de Nikita Kruschev, Moscú comienza una activa militancia en países del Tercer Mundo y ve en las luchas de liberación una oportunidad para ganar influencia. Según los teóricos socialistas los Movimientos de Liberación Nacional (MLN)no son otra cosa que la lucha de clases a escala global y debían ser apoyados. De esta forma Moscú apoya partidos y movimientos revolucionarios ya sean de tinte nacionalista (Cuba) o comunista (China) principalmente en África, Asia y en menor medida en Centroamérica.
La paradoja es que esta oportunidad se le fue brindada por la insistencia de EE UU a través de la ONU en su política de descolonización. Países como Francia y Gran Bretaña vieron perder su influencia off shore , surgiendo Estados-Nación soberanos pero clientes de Moscú (Vietnam). Para los EE UU la descolonización se fundamentaba en el Principio de Autodeterminación de los Pueblos. Política exterior que los EE UU continúan desde los 10 puntos de Wilson tras la 1 GM. Sin embargo la Autodeterminación no fue siempre igualmente bienvenida en Washington, como por ejemplo Vietnam, Cuba, etc.

Muchos de estos conflictos se caracterizaron por lo que se denomina low intensity warfare es decir los MLN no presentaban ejércitos convencionales reemplazándolos por tropas irregulares y tácticas de guerrilla. En el ámbito político; para los MLN de capital importancia fue ganarse el apoyo de los campesinos, estos le proveerían de mano de obra militar, alimentos e insumos y una red de inteligencia que vigilase los movimientos del enemigo. En el ámbito militar Mao Tse-tung pudo sintetizar en tres fases las claves para ejecutar una estrategia de insurgencia. La fase I: movilización política, la fase II: mediante guerra de guerrilla se trata de derrocar el gobierno y finalmente la fase III: la destrucción del gobierno usando tropas convencionales[18]. Esta estrategia entendía que se luchaban con tropas de mayor fuerza y que solo se buscaría un choque frontal y decisivo cuando este ultimo este lo suficientemente debilitado y la insurgencia pueda pasar a la ofensiva, hasta entonces la guerra seria de desgaste. Si bien esta teoría ha sido desarrollada por Mao, puede aplicarse a muchas guerras de liberación nacional como Argelia, Vietnam, Afganistán, etc.

La caída de la URSS y la persistencia de las instituciones en la Posguerra Fría.

Con la implosión de la URSS entre 1989 y1991 se da el fin de la Guerra Fría. Este contundente hecho da a lugar a un claro consenso entre los historiadores y analistas. Tampoco parece haber mucho debate con respecto a las causas de la implosión de la URSS, existe un consenso casi unánime de que Moscú no podía seguir escalando en la carrera armamentista contra los EE UU. Algunos autores como Robert English enfatizan la importancia del ascenso de una nueva generación al poder. Para English; Gorbachev y sus aliados representaban una visión liberal-humanista. Ellos creían que para ejecutar las reformas necesarias que requería el socialismo era necesario reducir la tensión con los EE UU la cual se había acelerado tras la invasión de Afganistán y la llegada al poder de Reagan[19]. Para Brooks y Wohlforth las restricciones económicas eran condición necesaria pero no suficiente para explicar el fin de la Guerra Fría. Según los autores los cambios en la economía global, principalmente la deslocalización de la producción, la trasnacionalización de las empresas y la importancia de la inversión extranjera, estaban dejando afuera a Moscú de las más modernas tecnologías[20]. Otro teórico que ha explorado la relación entre cambio tecnológico y caída de la URSS ha sido Alvin Toffler. Para el autor de la “Tercera Ola” el socialismo colisionó con el futuro. Su romanticismo con las altas chimeneas no le permitió prever la importancia del sector servicios y comunicaciones. También considera que así como las relaciones sociales feudales era incompatibles con la revolución industrial las relaciones sociales socialistas son incompatibles con la innovación tecnológica[21].
En conclusión podemos ver que todos los autores sostienen que la URSS era un rival unidimensional y que su estructura económica no podía costear ni su imperio off shore ni sus pretensiones geopolíticas.

Contrariamente a lo que muchos teóricos realistas pronosticaban, el fin de la Guerra Fría, no dio paso a un mundo multipolar. Los temores sobre una Comunidad Europea más cohesionada y con una verdadera estrategia común se mostraron injustificados[22]. Los Europeos apenas pudieron constituir una PESC (Política Europea de Seguridad Común) muy restringida en sus funciones. Las políticas entorno a la OTAN siguieron constituyendo el núcleo duro de la seguridad en Europa como quedo en evidencia cuando estallo la crisis de Kosovo en 1999. A pesar de perder a su eterno rival, la Alianza Atlántica vio incrementar sus filas con la integración de los países del Este, quienes veían en su integración a la Alianza un mayor acercamiento a Occidente y simultáneamente una póliza de seguro frente a un posible resurgimiento de Moscú.
Según Ikenberry el no surgimiento de una estructura multipolar y la persistencia de la alianza político-militar de la Guerra Fría puede explicarse en gran medida por la persistencia de las instituciones creadas luego de la 2 GM. Para las democracias avanzadas de Europa, Norteamérica y Japón no tendría beneficio alguno salirse de dichas instituciones, ya que se perderían los increasing returns. Según Ikenberry; crear una nueva institucionalidad tendría altos costos de entrada (tal como lo es crear una nueva empresa en sectores de capital intensivo). También deberían resignarse los learning effects, es decir, abandonar los conocimientos adquiridos y comenzar a adquirir nuevos. Y finalmente debemos recordar que las instituciones tienden a generar una dinámica de relaciones y compromisos con otros actores para los cuales deshacerse de dicha institución es cada vez más costoso[23].
Según Robert Jervis una guerra entre las potencias es prácticamente imposible[24]. Según el autor 3 factores hacen imposible una guerra entre las potencias...
En primer lugar el alto costo de la guerra. En segundo lugar las ganancias de la paz (interdependencia económica).Y finalmente los valores comunes que Occidente y Japón comparten dentro de lo que denomina la Comunidad de Seguridad. Este conjunto de factores hacen muy improbable la posibilidad de una guerra entre estos Estados[25].

La agenda de seguridad en la Posguerra Fría.

El fin de la contienda estadounidense-soviética alivio la tensión a escala global y llevo a una reducción de los presupuestos de defensa pero aún así estamos lejos de haber terminado con la inestabilidad y las amenazas a la paz. Tras la caída de la URSS, surgió el concepto de nuevas amenazas. Se denominan de esta forma a agentes que se caracterizan por ser no estatales, como las organizaciones terroristas, el crimen organizado y la violencia urbana, el narcotráfico, los señores de la guerra, etc. Estos agentes capitalizan la movilidad y permeabilidad de la globalización para expandirse y usualmente son transnacionales. Sus objetivos no son la anexión territorial ni la creación de un Estado[26],sino una diversidad de propósitos, tales como el trafico de drogas, personas, armas así como también los objetivos “clásicos” del crimen organizado. En el caso de las organizaciones terroristas sus objetivos serian la desestabilización de Estados o atentar contra la población civil por fines políticos. Tras en 11-S quedo claro que no es una mera conceptualización sino que se trata de una tangible realidad. Los ataques incidieron directamente en la agenda de seguridad internacional que luego de una década donde primo la economía pasa a estar encabezada ,nuevamente, por la seguridad. Debemos advertir que el fenómeno de las nuevas amenazas, no suplanta sino que coexiste con las amenazas tradicionales.

Otra característica de la Posguerra Fría es la proliferación de conflictos intra-Estado y de Estados fallidos. Estos fenómenos se vieron estimulados como producto de la caída de la URSS que destapa varias ollas que se hallaban comprimidas bajo la lógica de la Guerra Fría. Como ejemplos podemos citar la desintegración de la ex Yugoslavia así como otros conflictos localizados en el ex espacio soviético y África. Este tipo de conflicto suele alimentarse de tensiones étnicas o religiosas principalmente pero también de crisis económicas, de grupos separatistas y de gobiernos represivos que no se adaptaron al nuevo escenario. Otra variable importante es la explotación de recursos naturales. Muchos de estos conflictos se vieron potenciados por la explotación de recursos naturales que sirvieron de combustible para continuar la guerra. “En Sierra Leona(...)el principal grupo de oposición, el Revolutionary United Front (RUF) dice pelear en nombre de las masas depauperadas y carentes de voz propia. Pero salta a la vista que el objetivo principal es el control de los valiosos yacimientos de diamantes que tiene el país.(...) Las regiones diamantíferas siguen ocupadas por elementos de la RUF, que controla la exportación de las piedras preciosas hacia los mercados internacionales[27]”.

En conexión con este nuevo tipo de conflicto surgen los Estados-fallidos. Se trata de Estados que ,por profundización de una recesión económica, imposibilidad de reprimir o vencer a un grupo armado, inoperancia política o todas las anteriores juntas, pierden el control político de su territorio, entran en crisis y colapsan. Esta crisis que en principio es netamente local rápidamente se vuelve regional. Ya sea, por la intromisión de países vecinos en los asuntos internos de la nación en crisis o por el spill-over de refugiados que escapan de la crisis. Casos paradigmáticos son Haití y el Afganistán de los talibanes.

En conclusión podemos afirmar que el fin de la Guerra Fría dio pasos a nuevos escenarios de seguridad caracterizados por el surgimiento de actores no estatales, proliferación de conflictos intra-Estados y Estados-Fallidos. Estos nuevos escenarios se combinan con las ya conocidas viejas amenazas asociadas a los Estados, como los Rouge-States, la proliferación nuclear y el ascenso de nuevas potencias (India, Irán, Brasil, etc).
Para muchos teóricos; la triangulación de Rouge-States, armas de destrucción masiva y grupos terroristas seria el peor escenario posible.
Frente a este nuevo escenario, la agenda de seguridad deja de evaluar amenazas, fácilmente cuantificables, para evaluar riesgos difícilmente cuantificables. Desde una evaluación de riesgos el peligro es mucho más difícil de prever. Según Rasmussen los riesgos deben ser contenidos por una política de prevención y aun así entender que no pueden ser neutralizados. Como ejemplo podemos citar el problema del narcotráfico el cual nunca podrá ser eliminado sino contenido. Para combatir estos riesgos Rasmusenn propone una estrategia reflexiva que tenga en cuenta tres elementos.
Managment: Debe considerarse que la administración del proceso se vuelve un fin en si mismo.
La presencia del futuro: Como estrategia de prevención debo construir un escenario de riesgos a futuro y desarrollar políticas en función de dicho escenario.
Efecto Boomerang: La política de prevención genera sus propios riesgos, ergo debo preverlos en la planificación[28].

La distribución del poder y las instituciones de la Posguerra.

Amplio debate se dio en los EE UU tras el fin de la Guerra Fría sobre cual debería ser la nueva grand strategy. Según Barry Posen, durante la administración Clinton se dio una combinación de Primacy, Selective Engagement y Cooperative Security. Existieron momentos de Primacy cuando los estadounidenses bombardearos campamentos de Al Quaeda en Sudan y Afganistán como represalia a los atentados a sus embajadas en África. Así como también de Selective Engagement cuando se involucraron en la crisis de Somalia y momentos de Cooperative Security cuando junto con los Europeos se lanzaron sobre Kosovo[29]. Luego de 11-S los partidarios de la Primacy encontraron una fantástica oportunidad para influir en la Casa Blanca y en poco tiempo la administración Bush se decidió por una grand strategy de Primacy. En el plano político-diplomático dicha estrategia presupone que la mayor garantía de paz es la preponderancia del poderío militar de los EE UU. En un plano operativo, dicho poder debe servir para disciplinar a los Estados-Fallidos o Rouge-States mediante el uso de la fuerza militar. Considera también que frente a un escenario de riesgos más que de amenazas los EE UU deben atacar aunque no exista una amenaza concreta. Y de ser necesario, por fuera del marco institucional multilateral y sin tener en cuenta la opinión de los principales aliados. El ex secretario de defensa Donald Rumsfield lo ilustro claramente: la misión define a los aliados y no los aliados definen la misión. Esta estrategia considera que la disuasión no sirve frente a las nuevas amenazas, como las organizaciones terroristas ni tampoco frente a Rouge-States como el Irak de Saddam Hussein. En el plano militar los EE UU se reservan para si la aplicación de acciones preventivas (prevantive action) contra aquellos que, según sus criterios, puedan amenazar la seguridad o intereses estadounidenses. La acción preventiva fue descripta por primera vez en la US National Security Strategy 2002 y tuvo su primera aplicación practica en Irak al año siguiente.
En la actualidad muchas potencias, principalmente China y Rusia, se han apropiado de la doctrina de la acción preventiva. Su aplicación no es solo fronteras adentro (Chechenia y Xing Jang) sino que tendría una proyección regional. Ambas potencias están pensando que la acción preventiva sería un correcto andamiaje para socorrer a alguno de los gobiernos de Asia Central. Estas republicas han firmado tratados de seguridad con ambas potencias en el marco de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) que le permitirían intervenir en caso de que algún grupo radical, como el Movimiento Islámico de Uzbekistán, estuviese cerca de hacerse con el poder. Tanto Beijing como Moscú temen el surgimiento de un Estado Islámico-Fundamentalista en la región, ya que de esta forma los grupos separatistas de Chechenia o Xing Jang tendrían una base territorial[30].

Resta preguntarnos ,si en particular la acción preventiva y más en general la estrategia de Primacía, al desentenderse del orden multilateral y del juego de alianzas, atenta contra las tan preciadas instituciones de posguerra de las que habla Ikenberry. Frente a este interrogante podemos afirmar que en analogía con el Concierto Europeo, el cual dejo de funcionar cuando se establecieron alianzas fijas y la distribución de poder altero las percepciones, actualmente podemos ver que en el “Concierto de la Posguerra” se están resquebrajando alianzas y que la distribución regresiva del poder se acentuó. Primero tras la caída de la URSS y la llegada de un mundo unipolar y luego tras la decisión de Washington de desarrollar una estrategia de Primacía. También debemos sumar el surgimiento de nuevas potencias que no fueron constituyentes de las instituciones de posguerra pero sin las cuales no es posible hacer política internacional hoy (como por ejemplo la India, que en 1945 era una colonia y en la actualidad es una potencia interesada en la pacificación de Afganistán y la estabilidad de Pakistán).
En definitiva no es tanto la Prevantive o la Guerra de Irak lo que esta afectando a las instituciones de la Posguerra sino la balanza de poder que ahora refleja una distribución sustancialmente diferente a la que se daba cuando se constituyó el “Concierto de la Posguerra”. La estrategia de Primacía de los EE UU, el surgimiento de nuevas potencias y la negación de la UE a constituirse en una potencia militar generan nuevos equilibrios de poder que ,sencillamente, no son reflejados en las instituciones de la Posguerra. El interrogante que queda planteado es ¿Cómo y cuando este desajuste entre lo que marca la balanza de poder y el rol que las instituciones le confieren a los Estados será corregido?
[1]Karl Polanyi “La gran transformación.” Fondo de la Cultura Económica.
[2] Si bien Prusia desafió el status quo con sus guerras de 1866 contra Austro-Húngaro y 1871 contra Francia estas no amenazaban (en el corto plazo) la seguridad ni de Rusia ni de Gran Bretaña. Por el contrario se vieron favorecidos. La primera se veía favorecida al ver reducida la influencia de Viena en los Balcanes y la segunda se veía favorecida en su competencia off shore. En ultima instancia, Kennedy afirma que el mayor miedo de Bismarck era entrar en una guerra con Rusia, única potencia con la capacidad de invadir y arrasar con Berlín. Y tenia razón!
[3] Karl Polanyi “La gran transformación.” Fondo de la Cultura Económica.
[4] John Ikenberry “After victory” Princeton University Press, 2001.
[5] Justifico el ascenso de Alemania en función del siguiente dato extraído de la obra de Kennedy. Para 1913 Alemania contaba con 14,8% de la producción manufacturera mundial superando a Gran Bretaña(13,6%) y solo superados por los EE UU quienes se alzaban con el 31,4%. El decline de Gran Bretaña (ya sea en FFAA o PBI)era relativo mientras que el de Rusia era absoluto.
[6] Karl Polanyi “La gran transformación.” Fondo de la Cultura Económica y Eric Hobsbawm “La era del imperio 1875-1914” Editorial Critica, 1998.
[7] Paul Kennedy “Auge y caída de las Grandes Potencias” Plaza & James Editores, 1994.
[8] Ídem.
[9] Tanto aquella vieja revolución militar y la actual RAM muestran su insuficiencia en el mismo territorio: Afganistán.
[10] Eric Hobsbawm “La era del imperio 1875-1914” Editorial Critica, 1998.

[11] John Galbraith “The Turbulent Frontier as a factor in british expansion.” Comparative studies in society and history, Vol 2 No. 2 (Jan 1960)
[12] Paul Kennedy “Auge y caída de las Grandes Potencias” Plaza & James Editores, 1994.

[13] John Mearsheimer “Conventional Deterrence” Cornell University Press, 1983.
[14] Thomas X. Hammes “War evolves into the fourth generation” Contemporary Security Policy, 2005.
[15] John Ikenberry “After victory” Princeton University Press, 2001.

[16] Zbigniew Brzezinski “El juego estratégico” Editorial Planeta, 1983.
[17] Zbigniew Brzezinski “El tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos” Paidós, 1997.
[18] Thomas X. Hammes “War evolves into the fourth generation” Contemporary Security Policy, 2005.

[19] Robert English “The road(s) not taken: Causality and Contingency in analysis of the Cold War’s end.” En Cold War End Game. The Pennsylvania State University Press.
[20] Brooks y Wohlforth “Economic constraints and the end of the Cold War” En Cold War End Game. The Pennsylvania State University Press.
[21] Alvin Toffler “El cambio de poder.” Plaza & James editores, 1999.
[22] Lo mismo puede decirse de aquellos temores sobre un nuevo Japón más independiente en su política exterior.
[23] John Ikenberry “After victory”, Princeton University Press, 2001.

[24] Para Jervis existe una posibilidad de una guerra con Rusia o China ya que estas no son potencias. Según el autor carecen de los atributos de una potencia, como por ejemplo, sus regímenes son inestables, no están a la vanguardia de ninguna tecnología y no son considerados modelos a seguir. Solo puede presentar desafió a nivel regional.
[25] Robert Jervis “Theories of war in an era of Leading-Power Peace” American Political Science Review, vol 96, No 1, 2002.
[26] Cabe preguntarse ¿Qué es el Hezbollah? ¿Es un partido político, una organización terrorista, un ejercito irregular?¿Podemos descartar del todo la idea de que el Hezbollah idealiza con la creación de un Estado al sur del Líbano? Si no descartamos esta idea estaríamos frente a la primer nueva amenaza que efectivamente pretende anexionarse un territorio y crear un Estado para si.
[27] Michael Klare “Guerras por los recursos. El futuro escenario del conflicto global.” Editorial Tendencias, 2003.
[28] Mikkel Rasmussen “The risk society at war. Terror, technology and strategy in the XXI century” Cambridge University press.
[29] Barry Posen y Andrew Ross “Competiting visions for the US Grand Strategy” International Security, Vol 21, No 3, winter 1996-97.
[30] Ahmed Rashid “Yihad: El auge del islamismo en Asia Central.” Ediciones Península, 2002.

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