miércoles, 3 de junio de 2009

Corea del Norte: "here go again..."

Análisis estratégico.

El equilibrio de poder en el Pacifico Noreste reviste una importancia fundamental para la paz y estabilidad no solo de la región sino del planeta, ya que el peso geopolítico de esta región sobrepasa holgadamente sus fronteras y tiene amplias repercusiones globales. Este equilibrio de poder se encuentra determinado por una compleja dinámica de seguridad que involucra a las principales potencias. Tanto EE UU como Rusia, China y Japón tienen, en mayor o menor medida, injerencia en este juego. El equilibrio de poder en el Pacifico Noreste consta de 6 claves fundamentales.


1) Abundancia de potencias nucleares: Una potencia nuclear reconocida (China), un Estado que sistemáticamente ha intentado ingresar al Club Nuclear (Corea del Norte) y dos Estados (Japón y Corea del Sur) quienes tienen los recursos, el know How y solo les resta la voluntad política para convertirse en nucleares. Tampoco debemos olvidar a Rusia en la frontera Norte y los EE UU.


2) Presencia y compromiso de los EE UU: Los americanos se encuentran en comprometidos con despliegue de tropas en la seguridad de sus aliados en la región (Japón, Corea del Sur y Taiwán). Básicamente, ofrece un “paraguas nuclear” a estos a condición de que no desarrollen sus propias capacidades nucleares. Este compromiso se explica en el rol de los EE UU como off-shore balancer, es decir, tiene un especial interés en mantener un equilibrado balance de poder, de forma tal que ninguna potencia pueda dominar la región.


3) Creciente rivalidad Sino-Nipona: Una variable cada vez más presente es la cada vez mayor animosidad entre China y Japón como producto del nacionalismo, la persistencia de disputas territoriales, el mutuo recelo y la preocupación de Japón frente al creciente poderío chino. Esta rivalidad se sucede a pesar de la creciente interdependencia que experimentan sus economías.


4) Disputas fronterizas sin resolver: En la región se presentan varias disputas fronterizas entre Japón y Corea del Sur, Japón y China, Japón y Rusia. También debemos incluir el reclamo de Beijing por la reincorporación de Taiwán.


5) La política de chantaje de Corea del Norte: Sistemáticamente, Pyongyang, extrae recompensas de la Comunidad Internacional, a condición de cesar conductas agresivas, como por ejemplo, probar misiles en el espacio aéreo de Japón. Esta política de chantaje, genera continuamente, crisis político-diplomáticas. Eventualmente, una de estas crisis podría degenerar en una crisis militar. Una contienda bélica en la Península Coreana, además de shockear a la economía global, podría arrastrar a las potencias de la zona, incluida Rusia, y los EE UU.


6) Ausencia de mecanismos o tratados de seguridad regional : A diferencia de lo que ocurre en Europa y, en menor medida, Sudamérica o el Sudeste-asiático, el Pacifico Noreste no cuenta con estructuras políticas que amortigüen y canalicen diplomáticamente, una crisis. La no existencia de estas estructuras de seguridad regional tiene como consecuencia lógica un aumento en las probabilidades de que una crisis política-diplomática degenere en una crisis militar. La ausencia de estas estructuras se debe a la gran desconfianza y mutuas sospechas que los Estados de la región tienen entre sí.


Estas 6 claves, que conforman el tablero geoestratégico de la región, deben ser analizadas teniendo en cuenta, los intereses y el perfil de los principales Estados involucrados.


Japón: De gran importancia para entender a Japón en el siglo XXI fue la administración del Primer Ministro, Junichiro Koizumi (2001-2006). Bajo su gestión, el país comenzó un proceso de recuperación económica, tras una década de estancamiento. Su política económica se baso en el saneamiento del sistema financiero, la privatización de la Oficina Postal, que también operaba como un banco y aseguradora de vida y en la reducción del gasto público(1) . La política exterior también experimento cambios durante la administración de Koizumi, en gran medida, potenciados por los sucesos del 11-S. En el 2001, Japón envió naves al Océano Indico para brindar apoyo logístico para las operaciones que los estadounidenses realizaban en Afganistán y en el 2004, aporto 600 soldados para cumplir tareas humanitarias en Irak(2) . Si bien, las tropas desplegadas en el exterior tienen claras Reglas de Empeñamiento (RdE) de no involucrarse en operaciones de combate, demuestran que Japón esta buscando un papel más afirmativo y protagónico en la escena internacional. Es decir, Tokio esta abandonado su estricta postura pacifista y pasiva, en pos de un rol más activo y de compromiso con la seguridad internacional. La nueva política exterior se contextualiza en el marco de una cada vez más poderosa China, la persistencia de la inestabilidad en la Península Coreana y el deseo de lograr una silla permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Con la elección en septiembre del 2008, de Taro Aso como Primer Ministro estas tendencias se consolidaran dado que el nuevo Premier es considerado un halcón con un claro perfil nacionalista, conservador y ha considerado a China como una amenaza militar(3) .


China: Tras 30 años de acelerado crecimiento económico la Republica Popular China presenta al mundo la doctrina del “Ascenso Pacifico”. Esta afirma que su crecimiento económico no debe asustar a nadie y que a diferencia de otras potencias de desarrollo tardío (como la Alemania Imperial o la URSS) no planean desafiar el Status Quo sino transformarse en activos y responsables socios. El argumento tiene sentido dado que China todavía depende de muchas variables que se desprenden de dicho Status Quo para seguir creciendo. Una de las principales variables es inversión extranjera directa (IED), China es el principal receptor dentro de los emergentes y la llegada de estos capitales explican, en gran parte, su crecimiento económico. Otra variable es la colocación de sus exportaciones en los mercados de los países avanzados, en este sentido, su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) debe ser entendida como un mecanismo defensivo que busca Beijing ante el eventual levantamiento de barreras arancelarias pero como también prueba de su conformidad con el Status Quo. A pesar de su formidable crecimiento, las exportaciones chinas están compuestas por bienes manufacturados de bajo valor o productos de alto valor, pero donde China solo participa en el ensamblado de los mismos. La participación de China en las exportaciones de altas tecnologías sigue siendo baja como otras economías emergentes. Por lo tanto, China también depende del acceso a las tecnologías avanzadas. En referencia al conflicto con Taiwán, la tensión se ha disipado sustancialmente desde que en la isla, los partidarios de la independencia han perdido apoyo popular. Muchos analistas consideran que la fuerte interdependencia económica entre las partes, actúa como un gran incentivo para que negocien una salida pacifica.


Península de Corea: Considerada como el último vestigio de la Guerra Fría, poco podríamos entender de la dinámica de político-diplomática de la península de no analizar primero a la estrategia de Corea del Norte. El régimen de Pyongyang se encuentra económicamente muy debilitado y desde 1983 no cubre sus necesidades alimentarías y sufre una crónica escasez de energía(4) . A Pyongyang solo le resta una única pieza en el tablero geopolítico global y esta es la amenaza de la fuerza, ya sea convencional o nuclear. Sistemáticamente, desde el fin de la Guerra Fría, Corea del Norte aplica una constante estrategia de chantaje, por la cual logra obtener ciertos réditos internacionales, tales como garantías de seguridad, ayuda humanitaria en alimentos y suministro de energía. Logra hacerse de estos réditos, gracias a su promesa, nunca del todo cumplida, de cancelar su programa nuclear o misilístico.


Las Potencias frente a Corea del Norte.


Teniendo en cuenta que la opción militar contra Corea del Norte se encuentra descartada, por el momento, solo resta desarrollar una política de contención. En gran medida, similar a la ejercida contra el régimen de Saddam Hussein durante el período 1991/2003.
Sin embargo, la contención que esta siendo llevada a cabo contra Pyongyang, es sustancialmente diferente a la que sufrió el régimen de Saddam.


En primer lugar, como finalmente se demostró, Bagdad no contaba con armas de destrucción masiva. Tampoco contaba con un ejército comparable al norcoreano, por el contrario los iraquíes habían sufrido un formidable desgaste con la sucesión de guerras en los años anteriores (la Guerra del Golfo de 1991 y la Guerra con Irán entre 1980 y 1988). Por lo tanto, la capacidad de disuasión de Irak era escasa. No así, en el caso de Corea del Norte.


En segundo lugar, Irak se encontraba huérfano en el sistema internacional. Tras la invasión de Kuwait, los reinos conservadores de la Península Arábiga le dieron la espalda, la URSS ya había caído y Rusia poco y nada podía hacer. No así, Corea del Norte que a pesar de la marginalidad diplomática en la que se encuentra, puede contar en cierto modo, con el apoyo tácito de China y, en menor medida, de Rusia. De esta forma, podemos afirmar que Corea del Norte no se halla tan huérfana como se encontraba Irak.


En tercer lugar, la estructura polar del sistema internacional también cuenta. Los iraquíes recibieron todo el peso del auge de la unipolaridad estadounidense. De esta forma, a principios de los ’90, unos prestigiosos EE UU pudieron obtener el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer una amplia batería de sanciones contra Irak. No así los norcoreanos. Cuando Corea del Norte anuncio su retiro del Tratado de No Proliferación en el 2003, los EE UU se hallaban involucrados en la Guerra de Irak, la “guerra contra el terrorismo” y se comenzó a hablar del unilateralismo agresivo e imperialismo norteamericano. El prestigio de los EE UU comenzó a desgastarse y le fue más difícil construir consensos en el Consejo de Seguridad. En síntesis, los norcoreanos están capitalizando el desgaste de la unipolaridad, mientras que los iraquíes la sufrieron de lleno.


En cuarto lugar, también debemos evaluar el pecado original del problema. Mientras que en Irak, los EE UU se “sentaron” sobre su victoria militar y desde ahí negociaron con las demás potencias las sanciones contra Irak. En el caso norcoreano, no hay victoria militar.


En quinto lugar, en Irak, los EE UU podían recurrir al uso de las FF AA como instrumentos de la contención. En reiteradas oportunidades, los estadounidenses atacaron aviones militares iraquíes que violaban la prohibición de cruzar el paralelo 33°. No así en el caso de Corea del Norte, aquí el elemento militar no cumple tareas represivas.


En sexto lugar, y probablemente de gran importancia, es el hecho que en el caso iraquí la contención era aplicada, en la práctica, de forma unilateral. Si bien la ONU había establecido sanciones, eran los EE UU quienes, personalmente, aplicaban la contención desde el CentCom. No así en la experiencia norcoreana, aquí la contención se aplica en un formato multilateral que incluye a Corea del Sur, Japón, China y Rusia. Este enfoque multilateral, resulta ser, decididamente, erróneo. Si bien, todas la Potencias están, en mayor o menor medida, a favor de mantener una Península Coreana libre de armas nucleares, lo cierto es que esta idea central no es lo suficientemente fuerte como para elaborar el marco de una política de contención coherente, efectiva y sostenible en el tiempo. Esta contención multilateral dista mucho de ser tan aglutinante como otras experiencias, siendo el caso paradigmático la contención euro-americana en el marco de la OTAN, contra la URSS.


Explicando el fracaso de la contención multilateral.


Simplemente, las Potencias tienen distintos intereses y en ocasiones, entran en colisión como es el presente caso. Podríamos afirmar que la contención multilateral sobre Corea del Norte es una suerte batería de políticas en forma de péndulo, que oscila entre dos extremos.


En un extremo del péndulo, se encuentran los EE UU. Quienes durante la Administración Bush, llegaron a especular con la posibilidad de llevar a cabo en Corea del Norte, una política de “cambio de régimen” como la emprendida en Irak. Si bien, la Administración Obama se ha alejado de dicha postura, lo cierto es no hay grandes cambios. Funcionarios de 1° línea de Washington han sostenido, con la misma vehemencia que sus predecesores republicanos, que es inaceptable la nuclearización de Pyongyang. De esta forma, los EE UU representa el extremo duro del péndulo.


En el otro extremo del péndulo, se halla la República Popular China, para quienes el sostenimiento del régimen de Pyongyang es funcional a sus intereses estratégicos. El mantenimiento del régimen es la mejor formula para evitar una posible reunificación. Una Corea unificada presentaría una Potencia de 70 millones de habitantes, con una economía probablemente muy dinámica y con una formidable herencia militar. Al mismo tiempo, mantener vivito y coleando a Corea del Norte, es un efectiva maniobra de distracción, que mantiene ocupados a Japón y a EE UU, mientras Beijing puede concentrar energías en otros objetivos de su política exterior, como por ejemplo su penetración en Asia Central o la coordinación de políticas en el marco de la Organización para la Cooperación de Shangai (OCS). Otro motivo para mantener vivo el régimen de Kim Jong-Il, es entender a Corea del Norte como un buffer state que minimiza y resta poder a la proyección de los intereses estratégicos de EE UU y Japón en la región.


En el medio de estos extremos, pero más cercanos a los chinos, se encuentran los rusos. Para Moscú, la supervivencia de Corea del Norte, es funcional de la misma manera que lo es para China.


Mayor complejidad reviste la situación para Corea del Sur. Por un lado, se encuentra amenazada, pero al mismo tiempo, le sería muy difícil utilizar el instrumento militar en contra, de lo que ellos consideran su propio pueblo. Tampoco pueden promover sanciones económicas y diplomáticas muy duras, ya que temen que Corea del Norte se convierta en un Estado-Fallido, que inunde al Sur con millones de refugiados hambrientos. Un cese definitivo de las hostilidades y el comienzo de una nueva relación son objetivos realistas para la diplomacia de Seúl.


Finalmente se encuentra Japón. Su postura se encuentra cercana a la de Corea del Sur, aunque tiende a ser más enérgico en el pedido de sanciones y se siente más amenazado que Seúl. Recordemos, como dijimos más arriba, que Corea del Norte a probado misiles en el espacio aéreo de Tokio. En el largo plazo, Tokio mantiene una cierta ambigüedad con respecto a una Corea unificada. La misma, podría rivalizar con ellos en la región, aunque también podría ser un aliado estratégico frente a China.


En síntesis, es muy difícil emprender una política de contención multilateral efectiva, cuando los no hay suficientes intereses geoestratégicos comunes.


Conclusiones: Here go again…


Frente a la insuficiencia de la política de contención, Corea del Norte puede desafiar, una vez más, a las Potencias aglutinadas en las negociaciones a 6 bandas con sus ensayos nucleares.


Una vez más, la “comunidad internacional” saldrá a expresar su disconformidad con la hostilidad de Corea del Norte.


Una vez más, los EE UU advertirán que una Corea del Norte nuclearizada es inaceptable.


Una vez más, Rusia y China pondrán “paños fríos” en el Consejo de Seguridad. Advirtiendo que se debe profundizar las negociaciones.


Una vez más, Corea del Norte volverá a efectuar pruebas misilísticas.


Una vez más, tendremos que escuchar está cantinela. Como dice la canción de Whitesnake, “here go agian…”


Bibliografía.


(1) Sebastian Moffett “El legado de Koizumi: la economía saneada y un nuevo modelo de liderazgo en Japón.” The Wall Street Journal, Diario La Nación, 28 de agosto 2006.


(2)“Japón y Estados Unidos: cambios en la sociedad.” Le Monde diplomatique “El Atlas II” junio 2006


(3)Agencias EFE y AFP, “Un “halcón” será el nuevo primer ministro de Japón.” Diario La Nación, 23 de septiembre 2008.


(4)“Poder nuclear y hambre en Corea del Norte.” Le Monde diplomatique “El Atlas II” junio 2006.




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