martes, 23 de junio de 2009

Análisis de la 1° Cumbre del BRIC

Por Juan Pippia, licenciado en Ciencia Política de la UBA y estudiante de la maestría de Relaciones y Negociaciones Internacionales de Flacso-San Andrés.

La Primer Cumbre del BRIC en Ekaterimburgo, Rusia arrojó un único consenso fuerte: los Países en Desarrollo (PED), liderados por las Potencias del BRIC, deben tener mayor injerencia en la construcción de un nuevo orden financiero global, así como también en el diseño de la nueva arquitectura de las instituciones financieras, como el FMI y el BM. En este sentido, propusieron una mayor diversificación del sistema internacional de divisas, lo que implica desmonopolizar el dominio del dólar estadounidense, el euro, el yen y la libra esterlina. Y mayor participación de los PED en las instituciones financieras.

¿Hacia la perdida del monopolio de las monedas Occidentales?

En cuanto a la primer propuesta (la desmonopolización de las divisas) solo se pueden plantear objetivos mínimo y de largo plazo. Las medidas más efectivas, son de carácter bilateral, como la exclusión del dólar en las transacciones comerciales bilaterales, como es el caso entre Argentina y Brasil. O como el establecimiento de arreglos de canje bilateral de divisas, sin incurrir a la moneda de un tercer, es decir al dólar, denominados swap. Tal como el que la Argentina acordó con China en abril de 2009[1].
Por su parte, Rusia pidió que los DEG (derechos especiales de giro, activos de reserva a disposición de los miembros del FMI) no solo incluya a las monedas tradicionales de Occidente, sino también al Rublo, Yuan, los dólares canadienses y australianos y al oro. Básicamente, propone licuar el poder de las monedas Occidentales vía la creación de una canasta de monedas[2]. Más ambiciosa fue la propuesta China que sugirió la creación de una moneda internacional de reserva, que en el largo plazo, reemplace al dólar. Según el premier chino, Wen Jiabao, dado que la mayoría de los países concentra sus activos en dólares, se tiende a exagerar los tamaños de los flujos y exacerba la volatilidad de los sistemas financieros y, por lo tanto, la adopción de una moneda internacional, facilitará el manejo de las economías[3]. China también ha actuado de forma unilateral. En el 2007, aporto unos 3 000 millones de dólares y adquirió una participación en el fondo privado de inversión, Blackstone y de esta forma, comenzó una activa política de diversificación de sus reservas[4]. En síntesis, la propuesta china busca desprenderse de sus enormes reservas en dólares, sin que se deprecie la divisa estadounidense y, ese es el verdadero motivo por el cual insiste en crear alguna suerte de moneda internacional.

Los analistas son muy escépticos sobre la posibilidad de generar una nueva moneda. Sencillamente, como cualquier otro producto, debe haber una demanda. Barry Eichengreen, especialista de la universidad de California en Bekerley, afirma que “no aparecen espontáneamente sólo porque el presidente del Banco Central de China sugiere que sería una buena idea[5].” Además de las dificultades económicas, se presentan aún mayores obstáculos políticos. ¿Por qué los EE UU, Gran Bretaña, la UE y Japón promoverían un régimen que relativice el rol de sus monedas?

Instituciones de la posguerra vs BRIC.

Una segunda batalla será lograr mayor representación en las instituciones financieras. Actualmente, el procedimiento de toma de decisiones tanto en el FMI y el BM son anacrónicas y antidemocráticas.

Son anacrónicas porque el diseño institucional refleja las ideas y la distribución de poder propia de la temprana Guerra Fría, con un claro predominio de los EE UU y sus aliados más cercanos. En ese entonces, la mayoría de los países en desarrollo se hallaban aun en situación de colonia o dominados por las tropas soviéticas y por lo tanto excluidos de la posibilidad de participar (por más no sea simbólicamente). El resultado de esta repartición anacrónica del poder es que países con tamaños de PBI semejantes, como lo son Italia y China, cuentan con distinto porcentaje de votos, siendo 4,18 para los italianos y 2,94 para los chinos.

Tampoco es democrático “...en los organismos financieros internacionales rige un principio plutocrático que vincula riqueza y poder, al otorgar poder de voto en función de la participación en el capital de la institución[6]”. A diferencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde cada Estado cuenta con un voto, tanto en el FMI como en el BM existe un voto ponderado que es determinado por las cuotas y el capital suscripto. De esta forma hay una sobrerepresentación de Europa Occidental y una subrepresentación de las economías emergentes. Además no hay posibilidades de reforma por más que se alcance una mayoría, ya que se exige una súper-mayoría del 85%, lo que implica, indefectiblemente, la aprobación de Washington quien posee el 17% de los votos.

Si las Potencias del BRIC desean ampliar su porcentaje de votos deberá negociar e impulsar reformas tendientes a una mayor representatividad de los organismos internacionales de crédito. José Sanahuja, docente de la universidad complutense de Madrid, enuncia una serie de reformas que beneficiarían a economías emergentes. Una de ellas es elaborar “una nueva fórmula de cálculo de las cuotas basadas en la renta nacional ajustada a la paridad del poder adquisitivo. Esto sería más estable y realista y corregiría la subvaloracion del tamaño de algunas países en desarrollo[7]...”Al contar la paridad de poder adquisitivo, por ejemplo, la economía de China quedaría en un segundo lugar solo detrás de los EE UU. Demás esta decir, que actualmente China cuenta con el mayor superávit de balanza de pagos, no tiene deuda publica y su situación fiscal es estable, por lo tanto no seria ningún problema aportar capitales para dichos organismos. Otra reforma que propone Sanahuja, y seria del agrado de Beijing, es “el cambio en las cuotas y la participación accionarial debería conducir a la reestructuración del Directorio Ejecutivo y a un incremento en el número de sillas en manos de los países en desarrollo[8]”. De esta forma, Beijing también tendría ingerencia en las decisiones sobre las asignaciones de créditos.

Conclusiones y perspectivas.

A pesar de contar con la oportunidad (esta es la crisis financiera global) y contar con fortalezas (estas son las grandes reservas acumuladas en los últimos años) difícilmente los BRIC puedan empujar las reformas, por si solos. Esto se debe a dos factores.

En primer lugar, la negativa de los EE UU y el G-7. Washington acepta que organismos regionales (como el BID) sean más permeables a los intereses de los PED pero difícilmente lo sea a una instancia más elevada como lo son el FMI y el BM. Esto es así porque para Washington y sus aliados pesan también consideraciones geopolíticas. Permitirle a China o Rusia tener mayor voz y voto en los organismos de crédito multilaterales sería abrirles la puerta a un club, donde todavía no son bienvenidos.

En segundo lugar, debemos recordar que las economías emergentes no son tan homogéneas como se cree. Probablemente estén a favor de cierta democratización de los organismos, pero de forma gradual y negociada. Aún así, resta saber si los países del ASEAN, Japón o Corea del Sur aceptarían que China tenga más protagonismo en estas instituciones.

Por lo tanto, las perspectivas de una reforma que reduzca el peso de las monedas Occidentales o de más lugar a los PED en las instituciones financieras globales, son reducidas, por lo menos, en el corto y mediano plazo.



Bibliografía.


[1] Carlos Pagni “El texto del acuerdo con China justifica el temor de la UIA.” Diario La Nación, 11 abril 2009.
[2] Luisa Corradini “Piden los países del BRIC diversificar el sistema de divisas.” Diario La Nación, 17 junio 2009.
[3] Andrew Batson “China pide una moneda de reserva que sustituya al dólar”. Wall Street Journal, Diario La Nación, 24 marzo 2009.
[4] Kate Linebaugh y Andrew Batson “China invierte en Blackstone y empieza a diversificar su portafolio.” Wall Street Journal, Diario La Nación, 21 mayo 2007.
[5] Joanna Slater “Desplazar al dólar sería una tarea titánica.” Wall Street Journal, Diario La Nación, 24 marzo 2009.
[6] José Antonio Sanahuja “Setenta años sin democracia: hegemonía y poder en las instituciones de Bretton Woods”. En Mesa y González Bustelo “Cartografías del poder” Anuario CIP, Editorial Icaria, 2005.
[7] Ídem.
[8] Ídem.

jueves, 18 de junio de 2009

El regionalismo como excepción, en el sistema multilateral de comercio.



Por Cristian Murillo, licenciado en Comercio Internacional, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Colombia.


La OMC y sus principios fundamentales


El sistema Multilateral de comercio es un sistema regulado por la Organización mundial del Comercio (OMC), donde la mayoría de países en el mundo son miembros. Dos de los principios fundamentales en OMC son, primero: la no discriminación refiriéndose a la clausula de Nación Más Favorecida (NMF) y segundo el Trato Nacional. El primer principio radica en la no discriminación a terceros países y obliga a que cualquier restricción a las exportaciones o reducción arancelaria u otra concesión otorgada a un miembro deba ser extensiva al resto, de esta forma se multilateralizan las negociaciones bilaterales y no se permite la discriminación entre países. El segundo principio es dar trato nacional a los productos extranjeros una vez estos se hayan internalizado.


A pesar de los anteriores principios fundamentales, existen diferentes situaciones donde la OMC permite la discriminación. Hay tres excepciones dentro del sistema multilateral del comercio que permiten tal discriminación, la primera es un waiver que consiste en solicitar un permiso a la OMC para dar trato preferencial a países en condiciones especiales, un ejemplo de esto es el convenio de Lomé donde los países europeos dan acceso preferencial a sus ex colonias en el Caribe y África; la segunda excepción, son los artículos XXIV del GATT y V del GATS donde se permite la discriminación a terceros mediante el establecimiento de Áreas de Libre Comercio y Uniones Aduaneras; en esta categoría se encuentran los acuerdos de integración regional donde se presenta la discriminación a terceros países que no forman parte del acuerdo[1], y la tercera es la cláusula de habilitación del GATT donde los países desarrollados dan trato preferencial y diferenciado a los países en desarrollo.


Dentro del regionalismo existen diversos grados de integración, los Acuerdos de libre Comercio (ALC) como los firmados entre Mercosur – Chile, Mercosur – Bolivia, Perú – Estados Unidos entre otros; las Uniones Aduaneras (UA) como El Mercosur, La Comunidad del Caribe CARICOM; Mercado Común (MC) como el Mercado Común Centroamericano MCCA y finalmente la Unión Económica que incluye una armonización de políticas comunes entre los estados miembros[2], en esta categoría esta la Unión Europea que es la integración económica con mayor avances en políticas comunes en comercio de bienes, servicios, arancel externo común, libre circulación de personas, integración monetaria (adoptada por una parte de sus miembros) y creación de órganos supranacionales para la coordinación de las políticas comunes.
El interés de los países en lograr acuerdos regionales van desde lo económico hasta lo político y su impacto sobre el sistema multilateral de comercio depende del grado de profundidad del acuerdo y del efecto que esta integración tenga sobre terceros países.


Las principales causas por las cuales los países firman acuerdos regionales son entre otros, interés de expansión del mercado buscando beneficios para cada uno de los socios, incrementar el mercado local, aumentar el poder de negociación bis a bis frente a terceros países, armonizar regímenes regulatorios y por último debido a la dificultad de llegar a negociaciones multilaterales para el avance en la liberalización del comercio[3]. El formar parte de un acuerdo regional implica a los países dar concesiones y disminuir la protección que tenían anteriormente al acuerdo; esta nueva situación indica que debe existir una reciprocidad entre los países miembros facilitando una mayor liberalización del comercio. En la Unión aduanera al reducirse los obstáculos al comercio entre sus miembros se estimulará la creación de comercio; sin embargo, cuando ocurre un desplazamiento del origen de las importaciones, de un país no miembro más barato a un país miembro a la unión aduanera más caro, ocurrirá una desviación de comercio.[4]


El Regionalismo como excepción


El sistema multilateral de comercio trata al regionalismo como una excepción ya que permite la discriminación, esto es opuesto a la cláusula NMF uno de los principios fundamentales de la OMC; por lo anterior el sistema multilateral toma al regionalismo como una excepción y no como una regla, dado que las preferencias arancelarias otorgadas entre los países miembros de un acuerdo regional no serian extensivas a países que no forman parte de esta integración.
En el comercio internacional se observan dos fuerzas, una que atrae a las economías dentro de una economía global funcionando como un todo (multilateralismo) y otra fuerza (Regionalismo) que atrae a las economías en forma opuesta para formar bloques económicos regionales funcionando como grupos con intereses comunes en el proceso de liberalización del comercio entre sí. A pesar de que estas fuerzas son opuestas a la vez son compatibles, ya que buscan cada uno a su manera facilitar la liberalización del comercio y disminuir el proteccionismo. El regionalismo puede alcanzar la liberalización del comercio de una forma más rápida y profunda que en el sistema multilateral; sin embargo esto no quiere decir que este regionalismo en todos los casos, lleve a la expansión del libre comercio o a una liberalización del régimen de comercio[5].


El regionalismo tiene efectos negativos en el comercio mundial, ya que perjudica a los países no miembros de los acuerdos regionales, estos evidenciarán una desviación de comercio y el deterioro de sus relaciones de intercambio. El regionalismo permite una liberalización más profunda entre sus miembros, promueve la expansión del comercio Internacional y a su vez impulsa a una mayor liberalización en el plano multilateral.


No hay un consenso acerca del beneficio o perjuicio que tiene el regionalismo dentro del comercio Internacional; dependerá del grado de profundización de los acuerdos, el tipo de países que lo conformen (países desarrollados o en países en desarrollo) y el impacto a terceros países lo que determine el bienestar en cada uno de los actores que participan en el comercio. Si bien el Regionalismo permite la discriminación, también permite una dinamización de los flujos de comercio, permitiendo la creación de comercio y favoreciendo un mayor intercambio entre sus miembros mediante políticas comunes de liberalización. Es necesario que los países en desarrollo adquieran un mayor compromiso entre ellos mismos en sus acuerdos regionales para fortalecer sus instituciones y políticas de liberalización ya que esto ayudará a disminuir las asimetrías existentes en sus economías logrando un mayor beneficio del libre comercio.


Bibliografía.


[1] Hoekman M, Bernard; Kostecki M, Michael. The political Economy of the world Trading System. Regional Integration.
[2] Hoekman M, Bernard; Kostecki M, Michael. The political Economy of the world Trading System. Regional Integration.
[3] Dilip.K.Das. Das Regionalism in Global Trade. Globalism versus regionalism. Cap. 2.
[4] OMC. Informe sobre el comercio mundial. 2007. Los acuerdos comerciales regionales como excepciones al principio NMF.
[5] Dilip.K.Das. Das Regionalism in Global Trade. Globalism versus regionalism. Cap. 1.

lunes, 8 de junio de 2009

La vuelta de Francia a Medio Oriente.

El pasado 26 de mayo, el presidente francés inauguró la Base Militar “Campo de la Paz” en Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU).La Base ofrecerá espacio a las tres armas de las FF AA francesas. Contará con infraestructura naval para abastecer a 2 fragatas que, actualmente, prestan servicios en las costas de Somalia y aledaños, combatiendo a la piratería. El ejército tendrá una base denominada Zayed, ubicada en pleno desierto, donde entrenara a su personal. Y por último, establecerán la base Al Dhafra, donde la Fuerza Aérea desplegará aviones de combate.
A partir de julio, “Campo de la Paz”, contará con aproximadamente 500 hombres en total.

Para justificar la instalación de esta Base, Paris, alude a la protección de la dirigencia de EAU y a la provisión de asistencia a su Armada, que, como ya decíamos más arriba, cumple distintas labores en la zona. Sin embargo, la Base también debe ser considerada como un elemento de contención frente a Irán y su ambición de controlar el flujo de crudo que atraviesa el Estrecho de Ormuz. Saliendo del plano militar, la Base también servirá de vidriera para promocionar las armas francesas en el Golfo. En este sentido, los franceses esperan poder venderles unos 60 aviones Rafale. En síntesis, se trata de un ejemplo más de como la seguridad y la venta de armamento se presentan estrechamente vinculadas. Aunque con menor escala, es el mismo patrón que se presenta en la relación de EE UU con sus aliados y, con menor grado de compromiso, Moscú con Caracas.

Sin embargo, los datos relevantes a tener en cuenta son…

Se trata de la 1° base militar (por fuera de África) que los franceses instalan desde el final de los tiempos coloniales. La base, reubica a Francia en un ex dominio suyo y lo reposiciona con un actor geoestratégico en la región, a tener en cuenta.

A pesar que la presencia militar estadounidense es mayor, y seguirá siendo mayor en el mediano plazo, la instalación de la base demuestra, una vez más, que el poder no se delega y que los franceses no están dispuestos a dejar en manos de los norteamericanos el monopolio de las decisiones estratégicas sobre Medio Oriente.

Desde la perspectiva de los EAU, la presencia francesa confirma que la estrategia de enmeshment (es decir, involucrar y entrampar a Grandes Potencias en los asuntos de seguridad de los Estados débiles) es una política efectiva y que seguirá en alza.

A modo de conclusión, podemos afirmar que la vuelta de Francia a Medio Oriente, debe inscribirse en un contexto internacional cada vez menos unipolar y, lógicamente, tendiente hacia una multipolaridad.

miércoles, 3 de junio de 2009

Corea del Norte: "here go again..."

Análisis estratégico.

El equilibrio de poder en el Pacifico Noreste reviste una importancia fundamental para la paz y estabilidad no solo de la región sino del planeta, ya que el peso geopolítico de esta región sobrepasa holgadamente sus fronteras y tiene amplias repercusiones globales. Este equilibrio de poder se encuentra determinado por una compleja dinámica de seguridad que involucra a las principales potencias. Tanto EE UU como Rusia, China y Japón tienen, en mayor o menor medida, injerencia en este juego. El equilibrio de poder en el Pacifico Noreste consta de 6 claves fundamentales.


1) Abundancia de potencias nucleares: Una potencia nuclear reconocida (China), un Estado que sistemáticamente ha intentado ingresar al Club Nuclear (Corea del Norte) y dos Estados (Japón y Corea del Sur) quienes tienen los recursos, el know How y solo les resta la voluntad política para convertirse en nucleares. Tampoco debemos olvidar a Rusia en la frontera Norte y los EE UU.


2) Presencia y compromiso de los EE UU: Los americanos se encuentran en comprometidos con despliegue de tropas en la seguridad de sus aliados en la región (Japón, Corea del Sur y Taiwán). Básicamente, ofrece un “paraguas nuclear” a estos a condición de que no desarrollen sus propias capacidades nucleares. Este compromiso se explica en el rol de los EE UU como off-shore balancer, es decir, tiene un especial interés en mantener un equilibrado balance de poder, de forma tal que ninguna potencia pueda dominar la región.


3) Creciente rivalidad Sino-Nipona: Una variable cada vez más presente es la cada vez mayor animosidad entre China y Japón como producto del nacionalismo, la persistencia de disputas territoriales, el mutuo recelo y la preocupación de Japón frente al creciente poderío chino. Esta rivalidad se sucede a pesar de la creciente interdependencia que experimentan sus economías.


4) Disputas fronterizas sin resolver: En la región se presentan varias disputas fronterizas entre Japón y Corea del Sur, Japón y China, Japón y Rusia. También debemos incluir el reclamo de Beijing por la reincorporación de Taiwán.


5) La política de chantaje de Corea del Norte: Sistemáticamente, Pyongyang, extrae recompensas de la Comunidad Internacional, a condición de cesar conductas agresivas, como por ejemplo, probar misiles en el espacio aéreo de Japón. Esta política de chantaje, genera continuamente, crisis político-diplomáticas. Eventualmente, una de estas crisis podría degenerar en una crisis militar. Una contienda bélica en la Península Coreana, además de shockear a la economía global, podría arrastrar a las potencias de la zona, incluida Rusia, y los EE UU.


6) Ausencia de mecanismos o tratados de seguridad regional : A diferencia de lo que ocurre en Europa y, en menor medida, Sudamérica o el Sudeste-asiático, el Pacifico Noreste no cuenta con estructuras políticas que amortigüen y canalicen diplomáticamente, una crisis. La no existencia de estas estructuras de seguridad regional tiene como consecuencia lógica un aumento en las probabilidades de que una crisis política-diplomática degenere en una crisis militar. La ausencia de estas estructuras se debe a la gran desconfianza y mutuas sospechas que los Estados de la región tienen entre sí.


Estas 6 claves, que conforman el tablero geoestratégico de la región, deben ser analizadas teniendo en cuenta, los intereses y el perfil de los principales Estados involucrados.


Japón: De gran importancia para entender a Japón en el siglo XXI fue la administración del Primer Ministro, Junichiro Koizumi (2001-2006). Bajo su gestión, el país comenzó un proceso de recuperación económica, tras una década de estancamiento. Su política económica se baso en el saneamiento del sistema financiero, la privatización de la Oficina Postal, que también operaba como un banco y aseguradora de vida y en la reducción del gasto público(1) . La política exterior también experimento cambios durante la administración de Koizumi, en gran medida, potenciados por los sucesos del 11-S. En el 2001, Japón envió naves al Océano Indico para brindar apoyo logístico para las operaciones que los estadounidenses realizaban en Afganistán y en el 2004, aporto 600 soldados para cumplir tareas humanitarias en Irak(2) . Si bien, las tropas desplegadas en el exterior tienen claras Reglas de Empeñamiento (RdE) de no involucrarse en operaciones de combate, demuestran que Japón esta buscando un papel más afirmativo y protagónico en la escena internacional. Es decir, Tokio esta abandonado su estricta postura pacifista y pasiva, en pos de un rol más activo y de compromiso con la seguridad internacional. La nueva política exterior se contextualiza en el marco de una cada vez más poderosa China, la persistencia de la inestabilidad en la Península Coreana y el deseo de lograr una silla permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Con la elección en septiembre del 2008, de Taro Aso como Primer Ministro estas tendencias se consolidaran dado que el nuevo Premier es considerado un halcón con un claro perfil nacionalista, conservador y ha considerado a China como una amenaza militar(3) .


China: Tras 30 años de acelerado crecimiento económico la Republica Popular China presenta al mundo la doctrina del “Ascenso Pacifico”. Esta afirma que su crecimiento económico no debe asustar a nadie y que a diferencia de otras potencias de desarrollo tardío (como la Alemania Imperial o la URSS) no planean desafiar el Status Quo sino transformarse en activos y responsables socios. El argumento tiene sentido dado que China todavía depende de muchas variables que se desprenden de dicho Status Quo para seguir creciendo. Una de las principales variables es inversión extranjera directa (IED), China es el principal receptor dentro de los emergentes y la llegada de estos capitales explican, en gran parte, su crecimiento económico. Otra variable es la colocación de sus exportaciones en los mercados de los países avanzados, en este sentido, su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC) debe ser entendida como un mecanismo defensivo que busca Beijing ante el eventual levantamiento de barreras arancelarias pero como también prueba de su conformidad con el Status Quo. A pesar de su formidable crecimiento, las exportaciones chinas están compuestas por bienes manufacturados de bajo valor o productos de alto valor, pero donde China solo participa en el ensamblado de los mismos. La participación de China en las exportaciones de altas tecnologías sigue siendo baja como otras economías emergentes. Por lo tanto, China también depende del acceso a las tecnologías avanzadas. En referencia al conflicto con Taiwán, la tensión se ha disipado sustancialmente desde que en la isla, los partidarios de la independencia han perdido apoyo popular. Muchos analistas consideran que la fuerte interdependencia económica entre las partes, actúa como un gran incentivo para que negocien una salida pacifica.


Península de Corea: Considerada como el último vestigio de la Guerra Fría, poco podríamos entender de la dinámica de político-diplomática de la península de no analizar primero a la estrategia de Corea del Norte. El régimen de Pyongyang se encuentra económicamente muy debilitado y desde 1983 no cubre sus necesidades alimentarías y sufre una crónica escasez de energía(4) . A Pyongyang solo le resta una única pieza en el tablero geopolítico global y esta es la amenaza de la fuerza, ya sea convencional o nuclear. Sistemáticamente, desde el fin de la Guerra Fría, Corea del Norte aplica una constante estrategia de chantaje, por la cual logra obtener ciertos réditos internacionales, tales como garantías de seguridad, ayuda humanitaria en alimentos y suministro de energía. Logra hacerse de estos réditos, gracias a su promesa, nunca del todo cumplida, de cancelar su programa nuclear o misilístico.


Las Potencias frente a Corea del Norte.


Teniendo en cuenta que la opción militar contra Corea del Norte se encuentra descartada, por el momento, solo resta desarrollar una política de contención. En gran medida, similar a la ejercida contra el régimen de Saddam Hussein durante el período 1991/2003.
Sin embargo, la contención que esta siendo llevada a cabo contra Pyongyang, es sustancialmente diferente a la que sufrió el régimen de Saddam.


En primer lugar, como finalmente se demostró, Bagdad no contaba con armas de destrucción masiva. Tampoco contaba con un ejército comparable al norcoreano, por el contrario los iraquíes habían sufrido un formidable desgaste con la sucesión de guerras en los años anteriores (la Guerra del Golfo de 1991 y la Guerra con Irán entre 1980 y 1988). Por lo tanto, la capacidad de disuasión de Irak era escasa. No así, en el caso de Corea del Norte.


En segundo lugar, Irak se encontraba huérfano en el sistema internacional. Tras la invasión de Kuwait, los reinos conservadores de la Península Arábiga le dieron la espalda, la URSS ya había caído y Rusia poco y nada podía hacer. No así, Corea del Norte que a pesar de la marginalidad diplomática en la que se encuentra, puede contar en cierto modo, con el apoyo tácito de China y, en menor medida, de Rusia. De esta forma, podemos afirmar que Corea del Norte no se halla tan huérfana como se encontraba Irak.


En tercer lugar, la estructura polar del sistema internacional también cuenta. Los iraquíes recibieron todo el peso del auge de la unipolaridad estadounidense. De esta forma, a principios de los ’90, unos prestigiosos EE UU pudieron obtener el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer una amplia batería de sanciones contra Irak. No así los norcoreanos. Cuando Corea del Norte anuncio su retiro del Tratado de No Proliferación en el 2003, los EE UU se hallaban involucrados en la Guerra de Irak, la “guerra contra el terrorismo” y se comenzó a hablar del unilateralismo agresivo e imperialismo norteamericano. El prestigio de los EE UU comenzó a desgastarse y le fue más difícil construir consensos en el Consejo de Seguridad. En síntesis, los norcoreanos están capitalizando el desgaste de la unipolaridad, mientras que los iraquíes la sufrieron de lleno.


En cuarto lugar, también debemos evaluar el pecado original del problema. Mientras que en Irak, los EE UU se “sentaron” sobre su victoria militar y desde ahí negociaron con las demás potencias las sanciones contra Irak. En el caso norcoreano, no hay victoria militar.


En quinto lugar, en Irak, los EE UU podían recurrir al uso de las FF AA como instrumentos de la contención. En reiteradas oportunidades, los estadounidenses atacaron aviones militares iraquíes que violaban la prohibición de cruzar el paralelo 33°. No así en el caso de Corea del Norte, aquí el elemento militar no cumple tareas represivas.


En sexto lugar, y probablemente de gran importancia, es el hecho que en el caso iraquí la contención era aplicada, en la práctica, de forma unilateral. Si bien la ONU había establecido sanciones, eran los EE UU quienes, personalmente, aplicaban la contención desde el CentCom. No así en la experiencia norcoreana, aquí la contención se aplica en un formato multilateral que incluye a Corea del Sur, Japón, China y Rusia. Este enfoque multilateral, resulta ser, decididamente, erróneo. Si bien, todas la Potencias están, en mayor o menor medida, a favor de mantener una Península Coreana libre de armas nucleares, lo cierto es que esta idea central no es lo suficientemente fuerte como para elaborar el marco de una política de contención coherente, efectiva y sostenible en el tiempo. Esta contención multilateral dista mucho de ser tan aglutinante como otras experiencias, siendo el caso paradigmático la contención euro-americana en el marco de la OTAN, contra la URSS.


Explicando el fracaso de la contención multilateral.


Simplemente, las Potencias tienen distintos intereses y en ocasiones, entran en colisión como es el presente caso. Podríamos afirmar que la contención multilateral sobre Corea del Norte es una suerte batería de políticas en forma de péndulo, que oscila entre dos extremos.


En un extremo del péndulo, se encuentran los EE UU. Quienes durante la Administración Bush, llegaron a especular con la posibilidad de llevar a cabo en Corea del Norte, una política de “cambio de régimen” como la emprendida en Irak. Si bien, la Administración Obama se ha alejado de dicha postura, lo cierto es no hay grandes cambios. Funcionarios de 1° línea de Washington han sostenido, con la misma vehemencia que sus predecesores republicanos, que es inaceptable la nuclearización de Pyongyang. De esta forma, los EE UU representa el extremo duro del péndulo.


En el otro extremo del péndulo, se halla la República Popular China, para quienes el sostenimiento del régimen de Pyongyang es funcional a sus intereses estratégicos. El mantenimiento del régimen es la mejor formula para evitar una posible reunificación. Una Corea unificada presentaría una Potencia de 70 millones de habitantes, con una economía probablemente muy dinámica y con una formidable herencia militar. Al mismo tiempo, mantener vivito y coleando a Corea del Norte, es un efectiva maniobra de distracción, que mantiene ocupados a Japón y a EE UU, mientras Beijing puede concentrar energías en otros objetivos de su política exterior, como por ejemplo su penetración en Asia Central o la coordinación de políticas en el marco de la Organización para la Cooperación de Shangai (OCS). Otro motivo para mantener vivo el régimen de Kim Jong-Il, es entender a Corea del Norte como un buffer state que minimiza y resta poder a la proyección de los intereses estratégicos de EE UU y Japón en la región.


En el medio de estos extremos, pero más cercanos a los chinos, se encuentran los rusos. Para Moscú, la supervivencia de Corea del Norte, es funcional de la misma manera que lo es para China.


Mayor complejidad reviste la situación para Corea del Sur. Por un lado, se encuentra amenazada, pero al mismo tiempo, le sería muy difícil utilizar el instrumento militar en contra, de lo que ellos consideran su propio pueblo. Tampoco pueden promover sanciones económicas y diplomáticas muy duras, ya que temen que Corea del Norte se convierta en un Estado-Fallido, que inunde al Sur con millones de refugiados hambrientos. Un cese definitivo de las hostilidades y el comienzo de una nueva relación son objetivos realistas para la diplomacia de Seúl.


Finalmente se encuentra Japón. Su postura se encuentra cercana a la de Corea del Sur, aunque tiende a ser más enérgico en el pedido de sanciones y se siente más amenazado que Seúl. Recordemos, como dijimos más arriba, que Corea del Norte a probado misiles en el espacio aéreo de Tokio. En el largo plazo, Tokio mantiene una cierta ambigüedad con respecto a una Corea unificada. La misma, podría rivalizar con ellos en la región, aunque también podría ser un aliado estratégico frente a China.


En síntesis, es muy difícil emprender una política de contención multilateral efectiva, cuando los no hay suficientes intereses geoestratégicos comunes.


Conclusiones: Here go again…


Frente a la insuficiencia de la política de contención, Corea del Norte puede desafiar, una vez más, a las Potencias aglutinadas en las negociaciones a 6 bandas con sus ensayos nucleares.


Una vez más, la “comunidad internacional” saldrá a expresar su disconformidad con la hostilidad de Corea del Norte.


Una vez más, los EE UU advertirán que una Corea del Norte nuclearizada es inaceptable.


Una vez más, Rusia y China pondrán “paños fríos” en el Consejo de Seguridad. Advirtiendo que se debe profundizar las negociaciones.


Una vez más, Corea del Norte volverá a efectuar pruebas misilísticas.


Una vez más, tendremos que escuchar está cantinela. Como dice la canción de Whitesnake, “here go agian…”


Bibliografía.


(1) Sebastian Moffett “El legado de Koizumi: la economía saneada y un nuevo modelo de liderazgo en Japón.” The Wall Street Journal, Diario La Nación, 28 de agosto 2006.


(2)“Japón y Estados Unidos: cambios en la sociedad.” Le Monde diplomatique “El Atlas II” junio 2006


(3)Agencias EFE y AFP, “Un “halcón” será el nuevo primer ministro de Japón.” Diario La Nación, 23 de septiembre 2008.


(4)“Poder nuclear y hambre en Corea del Norte.” Le Monde diplomatique “El Atlas II” junio 2006.